El retorno de la Unidad B

Ha sido una reivindicación constante. Cuando al Real Madrid se le han
torcido los planes esta temporada en Liga (que no han sido pocos) el recurso
era instantáneo: “el año pasado estos partidos te los ganaban James y Morata”.
Es habitual acudir al refugio del pasado, proteger la realidad con un discurso
que carece de coherencia. Nunca se podrá saber lo que hubiera pasado en un
contexto que no volverá a suceder. Es el “nunca te bañarás dos veces en el
mismo río” de Heráclito en un entorno que trabaja poco los postulados
filosóficos. Pero había muchas voces, incluso dentro del vestuario, que
criticaban el pobre (o, al menos, poco efectivo) fondo de armario del Real
Madrid.

Quizás solo era cuestión de tiempo, de confianza o de nada. De dejarlo
estar, como si fuera un destino inevitable. Como si Lucas Vázquez, Asensio o
kovacic solo necesitaran calentar sus músculos. Pero parece por fin que todos
esos condicionantes han confluido. Ahora el Real Madrid tiene un plan b,
representado en esa unidad B, que no es más que un eufemismo, un rodeo dialéctico
para definir lo que todos sabemos: que a una temporada con tanta exigencia no
se sobrevive con algunos buenos jugadores. Se necesitan 14 jugadores
indiscutibles, dispuestos sobre el tablero bajo la idea del entrenador. 

El partido de ayer contra el Girona fue otro botón más para la muestra.
Asensio brilló, Lucas Vázquez marcó y Kovacic cumplió con nota. Al impulso
jovial y fresco de los actores secundarios se unió Cristiano, ególatra incapaz
de no acudir a cualquier fiesta. Es el más guapo, el más rico, el más esbelto y
disfruta luciéndose. Para él no existen planes B, sino un único camino: marcar
gol. 

Algunos de los integrantes de ese recurso alternativo para Zidane están
convocados para los próximos partidos de la Selección. Y quizás formen parte
del Mundial de Rusia, lo que nos coloca ante una evidencia: hay jugadores
elegidos entre los mejores de su país, pero que tienen que remar para ganarse
la plena confianza de los entrenadores de sus clubes, esos gestores de recursos
humanos que no solo tienen que atraer y potenciar el talento, sino que además
tienen que cuadrar las cuentas, mirar por su presidente, promocionar a sus
estrellas rutilantes…

El Real Madrid ha vuelto a encontrar su unidad B. Ha vuelto a desempolvar
el baúl. Sin Liga y sin Copa, pero adelante en la Champions. Quizás aún no sea demasiado tarde…