En un lugar de la Mancha, comenzaba la famosa obra de Miguel de Cervantes. Mezclemos a Albert Uderzo en este arranque y pongamos que toda la Península Ibérica, en su categoría de plata, ha conocido la derrota tras 7 jornadas de Liga. ¿Toda? No, existe un lugar al que la sensación de la derrota aún no ha llegado y ese emplazamiento es Albacete.
El conjunto dirigido por Luis Miguel Ramis resiste estoicamente las embestidas rivales, para sostenerse como único equipo invicto en el escenario del fútbol español profesional, y es que es el único que logra resistir entre los conjuntos de Primera y Segunda División.
Hacía tiempo que en tierras manchegas aguardaban que se presentase una temporada en la que la ilusión se apoderase de los aficionados, y esta 2018-19 parece que es la elegida. Un equipo que ya comenzó a ilusionar en el período estival, con fichajes que hacían presumir que el sufrimiento no volvería a aparecer durante el ejercicio futbolístico. Y así está siendo.
El equipo transmite sensaciones positivas, conjunción como bloque, sacrificio, esfuerzo y una ilusión que se traslada desde el verde a la grada. Aquello que en el Belmonte se añoraba y que ahora inunda la grada manchega. Además, a las sensaciones le acompañan los resultados, convirtiéndose en un equipo fiable y tan difícil de batir que aún no ha habido rival capaz de endosarles la derrota.
Tomeu Nadal continúa brillando en la portería y la línea defensiva ha encontrado la seguridad necesaria a través de cuatro hombres que se han ganado la continuidad en el once. Se trata de Tejero, Caro, Arroyo y Fran García, que se complementan a la perfección.
Erice sostiene el equilibrio en la medular, con un Aleix Febas exquisito en la creación, apoyado en la clase de Eugeni Valderrama. En los flancos, Rey Manaj y Acuña son una constante amenaza para las retaguardias rivales, y además encuentran en Bela y Susaeta el refresco perfecto para complementar los extremos. Con Zozulya en punta, Ramis se asegura el gol, la lucha y la asociación con la segunda línea atacante.
Con todo y con ello, quizá el punto débil del equipo se encuentre en el aspecto físico, y es que han sido varias las ocasiones en las que se han dejado empates en las segundas partes tras haber comenzado arrollando en la primera mitad. Pero aún con ello, la afición del Albacete se ilusiona con lo que se comienza a llamar el ‘Queso Mecánico 2.0’, aquel que recuerda a épocas doradas como las de Benito Floro o César Ferrando. Los números a estas alturas incluso mejoran a los de aquellos equipos de leyenda manchega.
Soñar es gratis, y Albacete comienza a soñar. La maratón en la Liga 1|2|3 es larga, pero la ilusión es justificada. Que sueñe el Belmonte.
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