8 jornadas le han sobrado al PSG para proclamarse campeón de la Ligue 1 2015/16. El equipo de Blanc ha conquistado el título liguero por cuarta temporada consecutiva (es la sexta de su historia) y se centrará, sin olvidar las Copas Nacionales, en perseguir el mayor de sus sueños: la Liga de Campeones. Para comprender mejor la magnitud de lo que ha conseguido el PSG esta temporada, un dato: la máxima renta de un campeón fue de 12, algo que superará, salvo sorpresa, cómodamente.
La superioridad de los capitalinos en la Ligue 1 ha sido aplastante. De hecho, en 30 jornadas tan solo ha perdido un encuentro, contra el Lyon y en la última semana de febrero: llevaba 37 partidos sin perder en Liga o, lo que es lo mismo, desde marzo de 2015. El PSG, por tanto, no ha perdido en el 97% de los encuentros disputados: ha ganado 24 y empatado 5. Además, tan solo ha encajado 15 tantos (0,5 de media), lo que demuestra que le crean poco peligro.
¿Le pasará factura en Europa ganar la Liga en marzo? Evidentemente, solo el tiempo lo dirá. Está claro que el ritmo competitivo que te aporta una liga disputada te garantiza estar siempre concentrado y en alerta. Y eso la Ligue 1 no te lo ofrece. No obstante, sí es cierto que la Liga francesa le da la oportunidad al PSG de rotar con tranquilidad, probar variantes, coger confianza… En este sentido, Blanc cuenta con una plantilla motivada y fresca, algo que puede ser, como decía, contraproducente: el PSG podría no competir con la competividad requerida en una situación concreta.
De cara al futuro, la pregunta es obligada: ¿conseguirá el PSG alcanzar las siete ligas consecutivas del Lyon? Hoy por hoy, parece complicado que alguien pueda plantarle cara en el ámbito doméstico, pero nunca se sabe lo que el futuro deparará. Por el bien de la Ligue 1, sería interesante que equipos como Lyon, Marsella o Mónaco diesen un paso adelante a corto plazo.
Tal y como ha comentado en Twitter José David López (@elenganchejd): “Al PSG le sobran los puntos y le faltan rivales. El dinero convertido en títulos”. La pura realidad.
