España jugó un gran partido ante Noruega. En Mestalla, un once formado por contrastados, jóvenes y menos habituales tocó con rapidez en tres cuartos de campo, supo llegar por bandas y fabricó numerosas ocasiones de gol. El primero de ellos, el que anotó Rodrigo, parecía ser el principio de una goleada inevitable.
Pero el cuadro de Luis Enrique falló una y otra vez ante la portería defendida por Jarstein, y lo que parecía un partido plácido se convirtió en una trampa en la que llegó a peligrar la victoria. Ramos, de penalti, hizo el 2-1 a 20 minutos del final y acabó con la agonía.
Cuando el rival es Noruega (nº48 en el ránking FIFA) el problema no es tan grave. Sí lo puede ser ante Suecia, o en la próxima Eurocopa. Falta poco más de un año para la cita continental y la Roja ha demostrado no tener un delantero con ‘punch’ en los últimos años. Desde David Villa (cinco goles en el Mundial de Sudáfrica), el combinado nacional ha sobrevivido sin un punta certero en el remate, en parte gracias a la superioridad defensiva y al mejor centro del campo del planeta.
Así ganó España la Eurocopa de 2012. Con Villa lesionado y Torres para otras cosas, Del Bosque optó por el falso nueve y confió en Cesc Fábregas. Le salió bien porque no encajó ni un solo gol en eliminatorias. Le valió el acierto de los hombres con llegada desde atrás (Xabi Alonso ante Francia, Silva y Jordi Alba ante Italia) o desde el punto de penalti (tanda ante Portugal). El problema del ‘9’ quedó para más adelante, cuando se pagaron las consecuencias.
Un solo gol (de penalti) en los dos primeros partidos de la fase de grupos del Mundial de Brasil condenaron a la Roja, que pasó de campeón a eliminado a las primeras de cambio. Esta vez, Vicente sí apostó por un ariete, aunque bastante diferente a Villa o Torres: Diego Costa eligió España tras anotar 36 goles en la temporada y proclamarse campeón de Liga y subcampeón de Champions con el Atlético. De Brasil, su tierra, se marchó de vacío y dejando una gran decepción. Para muchos, el estilo de Costa no era adaptable a la Selección.
Dos años después, Álvaro Morata era el elegido para liderar el ataque español en la Eurocopa de Francia. Sus tres goles (dos ante República Checa y uno a Croacia) hicieron que saliera reforzado a pesar de la dolorosa eliminación en cuartos, donde Italia ganó 2-0 en un partido perfecto en el que maniató a España. Aquella derrota supuso el adiós de Del Bosque y la llegada de Lopetegui, un técnico también entregado al delantero madrileño, pero al que no le tembló el pulso al dejarle fuera del Mundial de Rusia por falta de minutos y forma en el Chelsea.
Así pues, el delantero de Lopetegui y finalmente de Hierro sería otra vez Diego Costa, que fue de los pocos que se libró del monumental fracaso: anotó tres goles, dos ante Portugal y uno decisivo a Irán. En octavos, sin embargo, se le apagaron las luces y España apenas disparó a puerta en 120 minutos.
Con la llegada de Luis Enrique empezaron las probaturas y de momento el que mejor está funcionando es el que menos pinta de ‘9’ tiene. Rodrigo Moreno marcó en Wembley ante Inglaterra y en Elche a Croacia en la UEFA Nations League. En el primer partido de la fase de clasificación para la Eurocopa 2020, el del Valencia ha respondido con gol frente a Noruega para abrir el marcador.
Esta vez Luis Enrique optó por el doble ‘9’ junto a Morata, y aunque el madrileño se movió bien entre líneas no consiguió ver puerta. En la segunda parte entró Jaime Mata, un debutante de 30 años que está brillando en el Getafe como máximo goleador español de la Liga. Una probatura más en un casting interminable en el que futbolistas como Aspas o Paco Alcácer no han conseguido asentarse.
Queda más de un año para la Eurocopa y España ha perdido contundencia en la portería, la zaga, el centro del campo y sobre todo en la delantera, donde necesita generar mucho para marcar muy poco. La solución pasa por seguir probando hasta dar con la tecla.
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