Cuando la Atalanta fichó
este verano a Josip Ilicic, enseguida surgieron muchas dudas en cuanto al rol
que podría tener el esloveno en el tablero táctico de Gian Piero Gasperini.
Mediapunta de talento, víctima a menudo de su irregularidad en la concentración
y la intensidad típica de los números 10, Ilicic parecía de inicio a ser un
cuerpo extraño en el 3-4-3 totalmente vertical propuesto por el técnico
bergamasco.
A sus 29 años, Ilicic
llegaba después de una pésima temporada con la Fiorentina de Paulo Sousa,
entrenador que paradójicamente había contribuido a relanzar su carrera durante
su primera temporada en el club. Entonces, como uno de los mediapuntas en un 3-4-2-1,
el exjugador del Palermo anotó 15 goles.
Casi un año después de su
llegada a Bérgamo, se puede concluir que la adaptación de Ilicic ha sido óptima
y su temporada es un éxito. El sistema de Gasperini, basado en la organización
colectiva, es más fluido de lo que podría parecer y sobre todo se apoya en el
talento individual, tanto en defensa como en fase de posesión. Los marcajes al
hombre; la construcción a través de cuadriláteros externos constituidos por un
central, un volante, un carrilero y un delantero; o los duelos uno contra uno a
todo el campo son expresiones de un fútbol que potencia el talento individual.
En este contexto, Ilicic
puede jugar como contrapeso al Papu Gómez en la banda contraria; ocupar el
half-space; centrarse para transformar el 3-4-3 ofensivo en un 3-4-1-2; o como
falso nueve.
En un sistema fluido,
pero codificado, Ilicic ha reencontrado la seguridad que ya tuvo en la primera
temporada con Sousa en la Fiorentina. Con el esloveno, Gasperini ha demostrado
que el talento individual y la fantasía, dentro de un sistema que los potencia,
permite sacar el máximo de sus jugadores sin caer víctimas de contraproducentes
soluciones individuales.
Lo que parecía uno de los
defectos del esloveno, el hecho de tirar mucho sin un gran porcentaje de
realización, se ha resuelto en el sistema de Gasperini, como testimonian las
estadísticas de Ilicic: 3,5 tiros de media por partido, 10 goles y siete
asistencias en esta Serie A. Su peligrosidad ofensiva también la demuestra el
dato de los expected goals (xG de
8,41, el jugador más peligroso de Atalanta) y de los pases clave (2,1). Ilicic
no ha perdido tampoco sus características individuales (2,1 regates por
partido) y las ha puesto al servicio del equipo.
“Ilicic siempre ha sido un jugador importante, y
este año ha encontrado continuidad”, comentó Gasperini tras la goleada en Verona (0-5) en la que Ilicic
realizó cuatro goles. “Tiene la capacidad
de hacer muchos goles, se lo digo siempre: tiene lucidez, técnica y disparo”.
Precisamente la continuidad, fruto del sistema y de la confianza, ha
contribuido a la gran temporada del esloveno.
Dentro de este fútbol organizado, un fantasista
como Ilicic también contribuye en defensa. Hemos visto a Ilicic presionar a los
centrales rivales y actuar como marcador sin que esto afecte a su lucidez con
el balón. Este doble trabajo del mediapunta es fruto también de un estado
físico envidiable, gracias al trabajo del staff
de Gasperini que le ha dotado de una continuidad física que no encontraba desde
hace mucho tiempo.
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