La derrota a domicilio contra el Buducnost, el pasado 15 de noviembre, llevó a la directiva del Baskonia a incorporar al croata Velimir Perasovic en detrimento de Pedro Martínez. El equipo venía de tres derrotas consecutivas y un bagaje europeo insuficiente (2-5). El cambió reactivó a los jugadores.
Siete partidos después, el equipo es segundo en la Liga Endesa y está a una victoria del corte en la Euroliga con 19 partidos por jugar. El balance con Perasovic es de 3-0 en el campeonato nacional y 2-2 en Europa, habiendo ganado los dos de casa y perdido los dos de fuera.
La clave del cambio reside en el factor anímico. Perasovic ya ha explicado en alguna que otra ocasión que cuando llegó se encontró un equipo trabajado, pero falto de confianza. Para solucionar este problema, ayudó a sus jugadores a potenciar la seguridad defensiva, protegiendo más la zona, y otorgó una mayor libertad en ataque. Además, acortó la rotación rodeándose de jugadores de confianza como, por ejemplo, Shengelia que ha ganado en protagonismo. Prueba del buen trabajo está la victoria por la mínima (76-73) sobre el CSKA.
Ahora llega la gran prueba de fuego para determinar dónde está el limite del Baskonia esta temporada. Siete partidos en 20 días, cinco como visitante (los dos locales son contra Barcelona y Madrid) y cuatro europeos. Y harán el Tour, además, con la necesidad de sumar en alguno de los tres partidos de Euroliga a domicilio contra rivales directos (Maccabi, Gran Canaria y Khimki) para no perder contacto con el Top 8. Sería incluso lógico ver rotaciones en Liga, competición en la que el equipo tiene margen suficiente para las pruebas. La mejoría es notable, el cambio de entrenador llegó en el momento adecuado, pero falta confirmar las buenas vibraciones.
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