Hace unos años se puso de moda un reto. Se llamaba Ice Bucket Challenge y consitía en lanzarse un cubo de agua helada por encima. Lo que algunos no sabían es que este viral se había realizado para recaudar fondos contra una enfermedad, la ELA (Esclerosis Lateral Amiotrófica). Múltiples famosos aceptaron el reto, actores, músicos o futbolistas, que además contribuyeron con donaciones para acabar con esta enfermedad. Gracias a esto la ELA empezó a calar más en la sociedad e historias como la del periodista Carlos Matallanas, nos acercaron más la triste realidad de esta enfermedad. La ELA es una enfermedad degenerativa de etiología desconocida que se caracteriza por una atrofia progresiva de las motoneuronas, lo que lleva a parálisis generalizada, invalidez y finalmente la muerte, pero sin alteraciones de conciencia ni de la sensibilidad.
Que afecte a tan pocas personas hace más llamativo aún un hecho sucedido en Italia: la gran cantidad de futbolistas que han enfermado y perecido por esta enfermedad. Hay dos claves en esta historia: se da en jugadores que disputaron el Calcio entre los 60 y los 80 y nadie ha sabido darle todavía una explicación. Una de las muertes que más dolió en el fútbol italiano fue la de Gianluca Signorini, eterno capitán del Genoa, que murió en 2002. Poco antes se le había realizado una despedida. En silla de ruedas y visiblemente deteriorado se presentó ante su afición, que no pudo evitar emocionarse al ver que posiblemente esa sería la última vez que iban a ver a aquel hombre que tanto admiraban.
Pero Signorini es sólo uno de los más de 40 fútbolistas que han sucumbido a esta enfermedad. Hay diversas teorías que intentan explicarla: pesticidas, golpes o una combinación de ambas es una explicación. Otra, que parece la más viable, es el abuso de antiflamatorios. Por último tenemos la teoría más oscura y de la que menos se quiere hablar, el uso del doping.
Uno de los pocos que se atrevió a hablar fue Carlo Petrini, según denuncia en el imperdible Informe Robinson que trata este tema, los fútbolistas de esa época eran obligados a doparse, llegando a dar un rendimiento fuera de lo humano en el campo y especula que esa es la única forma de que los fútbolistas soporten la carga de partidos y ritmo actual. Petrini murió de un tumor cerebral en 2012, ya que no solo la ELA afectó a los jugadores del Calcio; el cáncer también se cobró varias victimas.
Petrini siempre denunció que el mundo del fútbol ha intentado callar en este tema. En el lado opuesto se encontraba Stefano Borgonovo, el delantero italiano que militó en algunos de los equipos que más sufrieron esta enfermedad, como el Como o la Fiorentina, además de los dos equipos de Genoa. Borgonovo nunca culpó al mundo del fútbol de sus problemas, aunque estaba claro que había influido en su enfermedad. Fue un luchador incansable y optimista hasta el último día y creó una fundación para luchar contra esta enfermedad.
Hoy en día los fútbolistas italianos se realizan pruebas de forma periódica por miedo a esta enfermedad. Se sigue estudiando e intentando dar respuesta a este fenómeno, que esperemos que no esté causado por jugar con la salud de los fútbolistas a cambio de conseguir el éxito deportivo, porque ante todo son personas que no han podido disfrutar de su vida, como Petrini, Borgonovo o Signorini. Esperemos que con los años se pueda encontrar una cura contra esta maldita enfermedad, los últimos años han servido para conocerla y concienciarnos sobre ella. Ahora todos tenemos que luchar para acabar con ella.