Pocos pueden decir que pueden acercarse a leyendas como Frank Lampard o Ryan Giggs. Quizás sea fácil, quien sabe, simplemente cierras los ojos y te imaginas que marcas en Stamford Bridge o que levantas Old Trafford porque regateas a cada defensa que sale a detenerte. Ellos nacieron para ello. Pero Gareth Barry, a lo mejor, no nació para ser estrella. O eso creía. Se ha unido al club de los 600.
Barry no ha tenido que hacer ningún rito masónico para unirse a esa pareja. Trabajó como el que más en el Aston Villa donde jugó de todo hasta llegar al centro del campo, donde obtuvo la etiqueta de inamovible. Empezó a ser el eje de su equipo y, encima, marcaba muchísimos goles. Era cerebral e inteligente y todas sus virtudes fueron recompensadas con la capitanía. Realmente, no había nadie mejor para ese puesto. Sus actuaciones impresionaban y su fichaje por el Manchester City –muy merecido- conmovió a más de un aficionado villano.
Gareth Barry, una leyenda con poco brillo y mucho trabajo que sigue luciendo tras 600 partidos | Getty Images
Su llegada al Etihad parecía que no iba a ser productiva para ninguna de las dos partes. Aterrizaba en una constelación de estrellas donde los coches y los relojes de oro primaban por encima del cuero. Pero Barry se hizo un sitio en la titularidad y disputó, durante cuatro años, la mayoría de los encuentros de los de Manchester. Su rol, asimismo, era distinto. Ya no se descolgaba tanto sino que aguantaba la posición y construía para que los demás brillaran. Pero la presión desde las altas esferas del club hizo que se convirtiera en sustituible, por su alto sueldo y la necesidad de contratar a gente más joven. Roberto Martínez llamaba a su teléfono.
En el Everton, que ya va por la cuarta temporada, ha conseguido ser de nuevo un fijo en los onces de sus técnicos. Ha perdido velocidad pero su increíble colocación le sigue dando un plus de calidad a su escuadra. Reconvirtiendo su fútbol ha conseguido ser importante en cualquier lugar que ha pisado. Probablemente no sea el mejor pero ya ha entrado en la historia de la Premier League. Está en el club de los 600 al lado de dos de los mejores de la historia. Y si sigue así podría superar el record -632 apariciones-. No es vistoso pero todos los entrenadores le ponen sin dudar. El metrónomo inglés sigue funcionando.