La conclusión del mercado en Inglaterra es muy directa: ¿Cuándo se va a terminar esta locura? Los ingleses están muy contentos con su producto. Llevan años amasando talento a base de dinero, mezclando a la perfección la tradición con la moneda y escondiendo las vergüenzas de los estados autoritarios que mantienen la espectacularidad de su balompié. Es normal, dicen algunos, que se arrodillen antes de los partidos. El Newcastle, por cierto, llegó ayer a su primera final en 24 años tras gastar 45 millones de libras en Anthony Gordon, que lleva 3 goles en 16 choques.
Todd Boehly es el nombre del momento. El propietario del Chelsea ha invertido en este mercado de invierno algo más de 350 millones de euros. Imagino que el fair play financiero son los padres. Lo más sorprendente es que su técnico, Graham Potter, evidenció en su etapa en el Brighton que ve el fútbol de manera totalmente diferente: los seagulls destinaron sus recursos a firmar a jóvenes promesas que nadie conocía. En Londres, aunque el contexto sea muy diferente, no parece que vaya a ocurrir lo mismo. De hecho, si alguien despunta los blues van a ir a por él. Algunos han aplaudido el dispendio de los de Stamford Bridge, pero veremos dentro de unos años si esta imprudencia vale la pena.
Si me permitís, me voy de la media tabla a la parte baja. Ahí brilla el Nottingham Forest. Con sus últimos negocios, los tricky trees han firmado hasta a 29 futbolistas desde el verano. Solo en el último día consiguieron a Felipe, Jonjo Shelvey y Keylor Navas. Se suponía, por ejemplo, que en la portería estaban bien cubiertos, pero la lesión de Dean Henderson ha empujado a los mandamases a ir a por el costarricense.
275 millones de libras se gastaron las entidades de la máxima competición inglesa en el siempre loco 31 de enero. Las oportunidades surgen y los propietarios, hedonistas ellos, no escatiman. Según Deloitte, en todo el mes los ingleses han tirado hasta 815 millones de libras. LaLiga, por poner un ejemplo, ha tenido una ventana de transferencias pírrica: 30 kilos ha sido el gasto.
Los de las islas siguen estando a años luz, pero todo lo que sube termina bajando. Quizás en unas temporadas recordemos aquellos tiempos en los que un recién ascendido podía fichar a gente contrastada en España. Por cierto, el único cuadro que no ha incorporado a nadie en la Premier es el Everton. Los toffees, penúltimos, tienen una cara de Championship que no se la aguantan. Todos los rivales que batallan por mantenerse intentaron mejorar sus plantillas. El fichaje más sorprendente, por otro lado, fue el de Jorginho por el Arsenal. El mediocentro, un futbolista que ha sido clave en el Chelsea, dará equilibrio a la sala de máquinas de Arteta tras los infructuosos intentos de llevarse a Moisés Caicedo.
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