La Liga no sólo es alegría por celebrar un gol, éxito por la victoria, abrazos por parar un penalti o salvar un tanto en la línea. También es sufrir desquiciado por ser incapaz de anotar, desconsuelo por intentarlo mil veces y no salir del descenso, el dolor del que le paran el penalti, o del que lo manda a las nubes incomprensiblemente. O del portero que sale por alto y acaba abrazado al césped viendo como el balón acaba en el fondo de la portería. Sí, el fútbol tiene su otro lado, el oscuro, y de él no puede escapar absolutamente nadie.
Infierno. Nadie lo entiende. El Sevilla, el EuroSevilla, el que ha ganado dos Europa League consecutivas y que hace tan sólo unos días goleó al Gladbach en Champions, se encuentra ahora mismo en última posición. Dos derrotas en el Pizjuán -esta última ante el Celta en una horrible primera parte- y dos empates fuera han condenado a los de Emery a cerrar la tabla y ha dudar de su proyecto y su plantilla. El técnico vasco lo justifica en las lesiones, pero el Sevilla no puede permitirse echarle la culpa a un factor externo. Debe reaccionar, y ya.
Penumbra. Mestalla no concede errores. No permite fallos. Ni se les ocurra ir al estadio ché con la camiseta equivocada o se le caiga el vaso de Coca-Cola al suelo. Llevamos cuatro jornadas, el Valencia todavía no ha perdido un partido, pero en la capital del Turia ya se pide la cabeza de Nuno. Todo viene condicionado, seguro, por las salidas de Salvo y Rufete, que dieron plenos poderes al técnico luso para confeccionar una plantilla hecha a medida. Ahora, la responsabilidad es sólo suya, el propio Nuno lo admite. ¿Pero es justo pedir en septiembre la destitución del entrenador que metió al Valencia, tres años después, en la mejor competición de clubes del mundo?
Tormenta. El Málaga no atina. Lo intenta,pero el conjunto de Javi Gracia lleva cuatro partidos y más de 360 minutos sin marcar un gol en Liga. Una situación que le ha relegado a la antepenúltima posición y que pone en claro centro de atención a los atacantes malacitanos. Charles, Cop, Horta, Amrabat… ¿Suficiente artilleria? De momento, la pólvora sigue estando mojada.
El gatillazo. Es difícil de imaginar, pero parece ser que Messi tiene una kryptonita y se encuentra en el punto de penalti. El argentino ya ha fallado quince con la camiseta azulgrana, el último ante el Levante, el cual mandó a las nubes. Minutos después firmó el cuarto gol del partido y el segundo de su cuenta, pero más de uno se pregunta si Lionel debería ceder sus lanzamientos a otro compañero -Neymar, Rakitic, Suárez-, ya que la estadística es, cuanto menos, curiosa. Erra el 23% de los penaltis que tira.
El ‘malo’ de la película. La Real recibía en Anoeta a un Espanyol decaído tras sufrir una goleada catastrófica ante el Madrid (0-6). Ganar, después de tres jornadas sin hacerlo, era casi una obligación. Cuando marcó Agirretxe el 1-0, todo se llenó de color, hasta que veinte minutos después y al filo del descanso, Rulli protagonizó la jugada que pondría todo cuesta arriba. Asensio se plantó cara a cara con el meta argentino, y éste le derribó, provocando penalti y expulsión. Gol de Gerard Moreno, remontada en la segunda parte y victoria final en el descuento, con error incluido de Oier -guardameta suplente- según David Moyes. La Real se mete en problemas en Liga.
Silbato oxidado. Martínez Munuera se equivocó en todo en el Bernabéu. Anuló un gol legal al Granada, no pitó un penalti sobre Isco y dio como válido el tanto de Benzema, en cuya jugada el propio Isco se encontraba en fuera de juego. Actuaciones como ésta deberían llevarle directo al congelador.