Infierno. Eso es lo que ha vivido Nuno en su última etapa en el Valencia. Un auténtico infierno. Su labor la temporada pasada, más que valorada por todos los sectores del club, ha cambiado radicalmente a raíz de la salida de Amadeo y Rufete y a unos resultados que no ayudan. La derrota ante el Sevilla, acabando con nueve y sin tirar a puerta en todo el partido, evidencia que algo no va nada bien. La afición entona el ¡Nuno, vete ya! desde hace tanto que al portugués le chirrían los oídos. Unos dicen que ha decidido irse, otros que lo van a destituir -y así quedarse con el finiquito- pero de lo que no hay duda es de que Nuno se va. Deja al Valencia noveno, aunque a sólo cinco puntos de Champions, y sin depender de sí mismo para avanzar a octavos de final en Liga de Campeones. Pero sobre todo deja un equipo que, según afirman, ya no cree en él.
Penumbra. Cuando al Málaga se le apareció el gol por fin, no supo gestionarlo. Se había encontrado con una ventaja de 2-0 y un jugador expulsado, algo que también experimentó el Granada otras veces y no le fue nada bien. Eso lo sabían los de Sandoval, que atacaron donde más duele. Dos goles de cabeza en los últimos minutos arrebataron dos puntos de la Rosaleda y vuelven a hundir en el último puesto a un equipo que juega bien, pero que no aprovecha sus oportunidades.
Tormenta. A Vicente del Bosque deberían caerle del cielo una lluvia de cartas y reclamaciones, aunque antes que nada no debería siquiera meterse en el embrollo en que se encuentra. El máximo goleador español se llama Aritz Aduriz, lleva 1o goles en Liga pero otros 10 en otras competiciones. Está en un momento de forma superior al de cualquier delantero nacional y ni su edad (34) ni su tierra (País Vasco) deberían servir como excusa para no llevarle convocado con España. Se necesita una razón de peso mayúsculo, una verdadero explicación de por qué todavía no ha vuelto a ir con la selección. Porque cualquiera de las que se me ocurren son absolutamente incomprensibles.
El gatillazo. Deyverson llegaba de marcar dos goles la pasada jornada, convirtiéndose en un ídolo de la afición granota. Sin embargo, ante el Betis, el ariete estrelló dos balones en el palo que llevaron a su equipo a la derrota. El primero de ellos puede catalogarse como el fallo de la Liga. Un balón muerto en el área, con la portería vacía… y el balón se estrella con el larguero.
El ‘malo’ de la película. No se puede señalar a uno sólo. Diremos que todos los defensores del Rayo fueron los ‘malos’ de la película. Todos dejaron un hueco enorme, gigante, para que un balón largo llegara a Aduriz, regateara a Juan Carlos y marcara a placer el 0-1 en el primer minuto del partido. A partir de ahí, todo fue cuesta arriba para los madrileños, que no evitaron el segundo y el tercero del ’20’ bilbaíno.