Cuarenta y dos posiciones separaban a los dos conjuntos que se enfrentaban aquel mediodía en Old Trafford. Jugaba el Manchester United, entrenado por Alex Ferguson, frente al Leeds que estaba en el pozo de la League One. Había recuerdos. Muchos recuerdos. Unos lustros atrás ese encuentro generaba miles de portadas con ambas entidades en la cima de Europa. Pero en esos días solo los anfitriones triunfaban y eran respetados en el mundo. Jermaine Beckford, el humilde del gol, comandaba el ataque visitante sabiendo que era un suicidio jugar en el feudo del United ya que estaban intratables. Debía pasar un milagro.
Beckford, que se había hinchado a meter goles en categorías inferiores, había sufrido un calvario para ser titular en Elland Road. A pesar de hacerlo bien en los reservas y en los pocos minutos que le daban en el primer equipo, fue cedido al Carlisle y Scunthorpe. Tras los grandes registros en los irons no hubo más remedio. La vuelta a casa era una realidad.
Solo necesitó una temporada para que los aficionados Whites le amaran. Después de ser el mejor jugador del año en la liga cuando- tras el interés de muchos equipos de la élite- le preguntaron si pensaba en marcharse respondió: “¿Qué camiseta llevo? ¿Hablas en serio?”. Su reacción provocó la creación de camisetas con su frase con el consiguiente éxito en publicidad para el club.
La especulación, aun así, seguía creciendo. Seguía convirtiendo dianas lo que despertó ofertas de, incluso, escuadras de la Premier League. Su contrato, además, estaba finalizando. Ya no solo era el dinero sino la oportunidad de estar en la máxima división por primera vez en toda su vida. Pero primero tenía un objetivo: ascender al Leeds al Championship.
Previamente debía viajar a Manchester. En el estadio de los Red Devils 9.000 seguidores de su equipo cantaron un gol. El único gol del partido. Y fue suyo. Aquella tarde tras eliminar al Manchester United ya nadie podía retenerle sabiendo, encima, que se le acababa el contrato. El Everton llamó a su puerta y no pudo decir que no. Pero antes cumplió su deber. Seguir marcando hasta ascender al Championship, en donde, actualmente, el Leeds continúa. Beckford, a pesar de tener actuaciones convincentes, no triunfó en la Premier. Quizás ambos nunca debieron separarse.