En Lisboa, el fútbol femenino vivió una de sus noches más inesperadas: el FC Barcelona, gran favorito y dominador absoluto de Europa en los últimos años, cayó derrotado ante un Arsenal que supo resistir y golpear en el momento justo. Las azulgranas, irreconocibles en la gran cita, se vieron incapaces de transformar su abrumador dominio en el marcador y acabaron desoladas al escuchar el pitido final
El partido fue una batalla táctica donde el rival neutralizó las virtudes del Barça, especialmente en el medio campo, donde la presión alta y la intensidad defensiva desactivaron la creatividad de las jugadoras culés. La falta de acierto en las ocasiones claras y algunos errores puntuales en defensa terminaron por decantar la balanza en favor de las contrincantes, que supieron mantener la concentración y aprovechar sus momentos para marcar la diferencia.
La jugada decisiva llegó en la segunda parte, cuando el Barça mejor estaba. Stina Blackstenius, saliendo desde el banquillo, aprovechó una de las pocas llegadas de las inglesas para marcar el único gol del encuentro y devolver la gloria europea a las gunners 18 años después. El tanto de Blackstenius fue un mazazo para el conjunto de Pere Romeu, que no supo reaccionar ante el golpe anímico y vio cómo se esfumaba el sueño de lograr su tercer trofeo consecutivo.
Esta derrota, aunque dolorosa, servirá como aprendizaje para seguir creciendo y aprender de los errores en un futuro que, para este equipo y jugadoras, se sigue presentando lleno de retos y oportunidades.
