«El gol debe ser un pase a la red», afirmó en su día César Luis Menotti. Declaración de intenciones de un hombre cuyo fútbol, ofensivo y basado en el juego colectivo, ha marcado un antes y un después. En Argentina, de hecho, coexisten dos filosofías: el menottismo y el bilardismo, que prioriza la táctica y los resultados.
Para Menotti, el fútbol son 4 acciones: defender, recuperar (intentando reducir espacios, moviéndose como un acordeón para que el rival no encuentre espacios, etc.), gestar y definir jugadas. Y que mejor manera de ejecutarlas que con equipos con presencia, dominantes y generosos en el esfuerzo. No en vano por ello él apostaba por intentar salir con el balón controlado desde atrás, dar de cara, entrar por paredes, realizar cambios de orientación, aprovechar los laterales para crear superioridades en ataque… La idea no era otra que tener el balón y tocar y tocar hasta encontrar la mejor opción. «Un entrenador tiene 3 premisas: generar una idea, convencer de que esa idea es la que lo va a acompañar a buscar la eficacia y encontrar en el jugador el compromiso de que cuando venga la adversidad no traicionemos la idea», defiende.
Por otro lado, con una mentalidad que no entiende de tácticas, Menotti considera que una de las claves en el fútbol reside en la imprevisibilidad. «La táctica es programática. Por lo tanto, todo lo que sea programático en el mundo de la acción, donde aparece lo inesperado, no tiene mucho sentido. Vos elaborás una táctica para tu día, pero te aparece algo imprevisto y a la mierda la táctica», argumenta.
Menotti ha sido una persona importante para el fútbol y prueba de ello la encontramos en la visita que Klinsmann y Löw le hicieron en 2005. Ambos fueron a verle porque querían cambiar el estilo de Alemania. Hablaron, Menotti les aconsejó y los resultados no tardaron en llegar: en 2008 disputaron la final de la Eurocopa y en 2014 se proclamaron campeones del mundo. Al fin y al cabo, Menotti había sido el que había introducido la idea que luego otros perfeccionarían.
