Pueden cambiar los intérpretes, pueden faltar las figuras, puede no parecer demasiado interesada en el torneo, pero Alemania siempre es Alemania.
Una vez más, la selección alemana demostró que, cuando de fútbol se trata, siempre es candidata en cualquier torneo, que su camiseta tiene un peso específico propio. No importa que presente un equipo A, B o C. Porque sus jugadores cuentan con la mentalidad ganadora de toda la vida y con un estilo de juego que, en los últimos años, se ha vuelto reconocible más allá de los protagonistas. Un trabajo que se viene inculcando desde las bases.
Así lo demostró hoy el joven equipo de Joachim Löw, que redondeó un torneo soñado al derrotar a Chile en la final de la Copa Confederaciones de Rusia. La «Generación Dorada» chilena, un equipo con un corazón gigante y una mente de acero, terminó cediendo ante la contundencia y la personalidad de la «Mannschaft».
El título conseguido hoy por la campeona mundial se suma a la victoria del combinado Sub 21 el viernes en el campeonato europeo de Polonia. Dos hitos que demuestran que el fútbol alemán no solo disfruta de un gran presente, sino también de un enorme futuro.
En Rusia no estuvieron los Manuel Neuer, Thomas Müller o Toni Kroos y apenas dieron el presente tres de los jugadores que se consagraron campeones en Brasil 2014: Julian Draxler, Shkodran Mustafi y Matthias Ginter. Ninguno de ellos, claro está, fue protagonista principal en tierras brasileñas.
Además, con un promedio de 24 años y cuatro meses, Alemania llegó a la Copa Confederaciones con el equipo más joven del torneo. Hasta hace dos semanas, 13 de sus futbolistas nunca habían disputado un certamen internacional de mayores.
Nada de eso influyó en lo más mínimo. Los jóvenes jugaron como si fueran veteranos. Superaron cómodamente la fase de grupos al vencer a Australia y Camerún e igualar con Chile, en semifinales vapulearon a un México con todas sus figuras y hoy completaron la tarea.
El talentoso Leon Goretzka, un jugador de 22 años al que el Schalke le costará retener por mucho tiempo más, y el voraz Timo Werner, delantero de 21 años del Leipzig que está llamado a ser el nuevo Miroslav Klose, fueron los abanderados de un equipo que funcionó en todas sus líneas.
Pero a su lado se destacaron también jugadores que ya están afirmados en la elite europea pese a su juventud como es el caso de Marc-André ter Stegen (Barcelona), figura de la final, Antonio Rüdiger (Roma y a un paso del Chelsea), Joshua Kimmich (Bayern Múnich) o Draxler (Paris-Saint Germain).
«Jogi Löw tendrá más de 50 jugadores para armar su plantel para el Mundial«, resaltó esta semana en la revista «Kicker» el ex entrenador de la selección alemana Jürgen Klinsmann. Padre de la revolución que perfeccionó Löw, Klinsmann considera que no hay selección en el mundo que cuente con tanta cantidad y calidad de jóvenes entre 21 y 26 años como Alemania.
«Será una linda elección para el Mundial«, dijo por su parte Oliver Bierhoff. «Si a Jogi ya le resulta difícil elegir a los 11 jugadores aquí… todos se han revalorizado y mostrado aquí», señaló el manager de la selección alemana.
Atento e inteligente, Löw pidió ya antes de la final tranquilidad. Los éxitos colocan a Alemania como gran favorita para el Mundial de Rusia el año próximo, pero el entrenador del seleccionado germano adviertió de que ésa será una historia completamente diferente.
«Hay cierta euforia en el país, pero lo que pasó en el Sub 21 o en la Copa Confederaciones poco tendrá que ver con el Mundial. El Mundial es el torneo más importante de todos, el más difícil«, señaló antes de la final con Chile.
«Allí habrá que encontrarse con los Messi, los Cristiano Ronaldo. Se necesita una actuación extraordinaria durante cinco semanas, siete partidos casi sin errores. Para el Mundial faltan 12 meses y estos torneos dicen muy poco sobre lo que sucederá allí«, afirmó.
«Ahora hay que pisar un poco el freno«, lo secundó hoy Bierhoff. «Lo de la Copa Confederaciones es genial, pero Brasil, Argentina, España, Italia son de otro calibre», señaló.
Los resultados, evidentemente, aumentarán la presión y las expectativas sobre Alemania. Pero Löw, Bierhoff y todo su equipo tienen muy en claro lo que se necesita hacer para seguir teniendo éxito.
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