Daniel Fernández | Han sido tiempos duros para los aficionados del Aston Villa. La salida de Martin O’Neill comenzó la caída enorme hasta el día de hoy. El club, evitando invertir en jugadores, ha visto como sus mayores puntales se han ido marchando año tras año. Benteke, Delph y Young, entre otros, hacían soñar a sus fans con la clasificación Europea. Pero todo ha cambiado a peor.
Todo es un desastre actualmente. La plantilla, que ya va por el tercer entrenador, muere lentamente en la última posición recibiendo derrotas duras semana tras semana. Los problemas extradeportivos, también, han causado dolor en el corazón Villano. Joleon Lescott, Jack Grealish y un sinfín de jugadores de la primera plantilla han recibido críticas por lo que han hecho fuera del terreno de juego. Grealish, ebrio en Tenerife en pleno junio, y Lescott colgando fotos de coches lujosos en Twitter han dado que hablar a los periodistas del país.
Las alineaciones, además, no han gustado demasiado. Las redes sociales del Aston Villa, llena de aficionados descontentos, han recibido múltiples críticas por los planteamientos de los diferentes managers. Adama Traoré y Carles Gil han entrado poquísimo en el once a pesar de sus espectaculares actuaciones realizadas desde el banquillo. Encima, se insistió con Guzan y Alan Hutton que han tenido una temporada para olvidar.
La pregunta es clara: ¿Y ahora qué? Bajar de la Premier es un palo gordo para algunos grandes que han salido de la liga. Fulham, Blackburn, Leeds y otros equipos están viviendo en sus propias carnes la dificultad de volver a la elite del país. Muchos jugadores se marcharán y habrá que buscar refuerzos acordes a una categoría mucho menor. Además, el dinero que reciben los clubs actualmente en la Premier League hace que la importancia de quedarse en la competición sea más capital que nunca.
Enero era un mes clave para los de Birmingham. La plantilla, con clara falta de calidad en algunas posiciones, necesitaba reforzarse urgentemente. Pero, según algunos medios, el temor a descender de algunos objetivos de fichajes les hizo aceptar otras ofertas. Remi Garde, el manager que venía con buena reputación en Francia, se cansó rápido de la falta de apoyo del dueño del club y se marchó después de cuatro meses y un pobre bagaje de dos victorias. Los jugadores, mientras, deambulan por Villa Park donde un mural les muestra los trofeos conseguidos en la historia del club. La Champions de los años 80 les mira con tristeza porque el año que viene vivirá el infierno del Championship.