Jorge Sampaoli no es solo un entrenador diferente, sino que también es una persona diferente. Le aporta a su equipo cosas que casi ningún entrenador puede hacer. Su figura ha causado un impacto increíble tanto en el Sevilla como en su afición. Ayer consiguieron vencer al todopoderoso Real Madrid en un partido trepidante, en el que ambos conjuntos dieron muestra de su potencial y de todo lo que pueden conseguir esta temporada. El Sánchez-Pizjuán fue una caldera, y llevó en volandas a su equipo, en gran medida, por el factor Sampaoli.
Sampaoli es un entrenador que aboga por el juego de ataque, que no es lo mismo que el juego bonito o el ‘tiki-taka’, de hecho, fue uno de los responsables del fin de la época dorada de ese estilo de juego. El argentino habla siempre de la pelota, y dice que “es obligatorio tenerla más tiempo que el oponente para ser superior”. Para mejorar esa tipología de juego, en la que el balón es el principal protagonista, Sampaoli confió en Juanma Lillo para darle a su equipo ese plus a la hora de mantener la posesión y de perfeccionar el llamado ‘juego de posición’.
El principio fue turbulento en Sevilla, aficionados y periodistas cuestionaban al ex entrenador de la Selección de Chile, y decían que se echaría de menos a Unai Emery. Nada más lejos de la realidad, después de 18 jornadas el bueno de Sampaoli ha hecho que los críticos se traguen sus palabras y que ahora se rindan a sus pies. Su Sevilla enamora, cualquiera que realmente sienta pasión por el fútbol sabe valorar lo que está pasando en Nervión. Lo realmente complicado es cambiar por completo una idea de juego que llevaba mucho tiempo funcionando en el Sánchez-Pizjuán, pero Sampaoli fue valiente, decidió ser él mismo y la apuesta le está saliendo bien.
Ahora, su Sevilla es claro aspirante a ganar La Liga, ya que tan solo está a 1 punto del líder, el Real Madrid. Además, en Copa del Rey, estuvo a punto de remontarle al propio Madrid un 3-0 adverso, en lo que casi fue una noche mágica para la parroquia sevillista. Asimismo, en Champions League, han conseguido pasar la fase de grupos, y en octavos se enfrentarán al Leicester City, lo que invita a pensar en cotas más altas. Jugadores, afición y entrenador son un mismo ente, que va en la misma dirección, y que pelea por unos objetivos comunes, y sobre todo muy ambiciosos.
Pero el verdadero factor Sampaoli es uno, algo innegociable para él, la intensidad. Y no solamente la intensidad de sus jugadores a la hora de jugar y a la hora de entrenar. Sino que lo más importante es la intensidad que él mismo le pone a sus actos. Cómo les da instrucciones a sus jugadores, cómo vive los partidos en el área técnica, dando paseos interminables en los pocos metros que tiene este lugar. Pero, sobre todo, la intensidad con la que celebra, no solo las victorias, sino también los goles, o un simple acierto de su equipo en una jugada puntual.
Sampaoli es diferente, y precisamente por eso le queremos, por ser así. Su Sevilla enamora, y se ha ganado el derecho a soñar en el campo. Con buen fútbol, con actitud, con ganas, con grandes jugadores, y, sobre todo, con el factor Sampaoli. Señores sueñen despiertos, porque ‘campeonar’, no es imposible.