Era Pablo Sobrado. Eso seguro. Algunos dicen que es el primer jubilado de Twitter de la historia, pero uno siempre se pasea por su timeline buscando inspiración; esperando a que un día se levante y vuelva a ser el de antes. El tema es que durante mucho tiempo dio retuits -a eso decía que se dedicaba- a los artículos de un periódico que quería jubilar a Martin Ødegaard. No lo acabaron de conseguir. Aunque es cierto que hubo un momento en el que parecía que el tren del Real Madrid, inmisericorde, ya había pasado. Su gran temporada en la Real Sociedad le dio una nueva oportunidad. Ahora, se va con Dani Ceballos al Arsenal.
El noruego es uno más de la inacabable ristra de jugadores jóvenes que no consiguen hacerse un hueco en el conjunto de Zinedine Zidane. En pretemporada, como siempre, todo resultaba idílico. Ødegaard ya había encandilado al técnico madridista cuando estuvo en San Sebastián y las sensaciones llevaban a ambos por el camino de la alegría. Pero todo se tuerce. Al final, como diría John Toshack, estaban jugando “los once cabrones de siempre”. Sus 367 minutos con la zamarra blanca este curso nos dejan una estadística significativa: 0 goles y 0 asistencias. Difícil.
Es cierto que el contexto era complejo. Cuando Luka Modric y Toni Kroos se ponen su traje favorito lo de ser titular se convierte en una tarea hercúlea. Los merengues, en la gran mayoría de encuentros, han jugado con un 4-3-3 en el que sus interiores tienen un rol muy distinto a lo que puede ofrecer el de Drammen. La salida de balón de Zidane ha llevado a sus interiores a la base de su jugada y ha lanzado a sus laterales por dentro. Casemiro, normalmente, suele desaparecer de la ecuación y son los extremos los encargados de recibir más arriba para encarar. Ahí, la figura de Martin Ødegaard pierde sentido. De hecho, en la gran mayoría de choques que ha empezado como titular, por no decir en todos, él ha sido mediapunta por detrás de Karim Benzema en un 4-2-3-1. No ha podido darle buenos momentos a su entrenador. Sus oportunidades se agotaron rápido.
La sensación es que el francés no ha querido esperar al noruego. Ubicarle en un 4-3-3, en uno de los interiores, hubiera significado verle lejos del área, donde hace daño. Además, tener que sacrificar a uno de la sala de máquinas para colocar en la mediapunta a alguien en un equipo en el que juega Benzema tampoco tenía demasiado sentido. Su presencia ha sido tan inofensiva que se marcha por la puerta de atrás. Veremos si vuelve a ponerse la camiseta blanca. Lo normal es que vuelva tarde o temprano.
Imagen de cabecera: OSCAR DEL POZO/AFP via Getty Images