En tiempos de confinamiento, a algunas
personas 15 o 20 días les parecen una eternidad. Todos lo sabemos: estar
semanas encerrados en casa puede ser una situación complicada, sobre todo en
algunas circunstancias.
En este artículo vamos a echar la vista un
poco más atrás, algo más allá del mes pasado. Hace 15 años, allá por 2005, Osasuna disputó su primera y única final de
Copa del Rey hasta la fecha. Para aquellos que están subiéndose por las
paredes estos días, echar la vista atrás 15 años les puede parecer poco menos
que teletransportarse hasta la época del Pleistoceno.
Sin embargo, 2005 no queda tan lejos. Algunos
ya llevaríais años de carrera profesional, otros quizá estabais recién casados
o estrenando paternidad y muchos todavía estábamos en edad escolar, intuyendo
cuál sería nuestro futuro. Twitter
todavía no existía, las mechas estaban de moda y El Sueño de Morfeo alcanzaba
el número uno en ventas musicales.
En aquellas circunstancias, con Javier Aguirre al mando de la nave
rojilla, Osasuna se enfrentó el 11 de junio de 2005 al Betis de Lorenzo Serra
Ferrer. El resultado final fue 2-1 favorable a los andaluces, después de un
disputado partido, donde la emoción llegó en el último tramo a merced de los
goles de Ricardo Oliveira (76’), el empate de Aloisi (84’) y el definitivo de
Dani en la prórroga (115’).
Sea uno aficionado rojillo o no, repasar la
alineación que presentó Osasuna aquel día trae muchos recuerdos: Elía en portería; línea defensiva
formada por Expósito, Cruchaga, Josetxo y Clavero; mediocampo
formado por Valdo, Pablo García, Puñal, Delporte; y, en la
delantera, Webó y el Chengue Morales. Como refuerzos,
salieron Milosevic, David López y Aloisi. No era un equipo de virtuosos,
sino de gente comprometida. Puro Osasuna.
Con
20.000 aficionados osasunistas en las gradas del Vicente Calderón y otros
cuantos miles abarrotando la Plaza del Castillo en Pamplona, como si de los
Sanfermines se tratara, el club contó con un apoyo incondicional, como siempre.
Para llegar a aquella cita, Osasuna venció por
penaltis al Castellón, también a partido único se impuso al Girona, en Octavos
doblegó al Getafe haciendo valer el valor doble de los goles fuera, remontó en
El Sadar la eliminatoria de Cuartos ante el Sevilla y, en semifinales, derrotó
al Atlético de Madrid.
La frustración rojilla quedó reflejada en el
césped con la dura entrada de Pablo García a un joven Joaquín, que supuso la
expulsión del uruguayo en los últimos segundos de partido. A pesar de que
Cruchaga, como capitán, no pudo alzar el trofeo, el Vasco Aguirre llevó a
Osasuna a conseguir metas todavía hoy recordadas: a esta final de Copa se unen el 4º puesto la temporada siguiente y la
semifinal de la UEFA, ya con el Cuco Ziganda en el banquillo, en la
2006/2007.
Y no solo eso: durante esos años, vistieron la
elástica rojilla muchos jugadores que, por calidad o carácter, ya son
inolvidables para los aficionados del club: canteranos como Cruchaga, Josetxo, Puñal o Raúl García; trotamundos como Milosevic, Cuéllar, Delporte, Valdo o Webó; y fichajes random como Aloisi, Nekounam
o el Chengue Morales.
Desde entonces, Osasuna ha vivido dos o tres
vidas en tan solo quince años. Descensos, ascensos, una agónica salvación de la
desaparición en Sabadell, directivos corruptos… Todo para llegar al momento
actual: un equipo reconocible, en
estrecha comunión con la afición.
Osasuna quizás no gane nunca un título. Y no
importa. Porque lo más importante ya lo tiene: «Somos un equipo valiente y
luchador, que defiende sus colores con el corazón. Los años van pasando y
seguimos aquí, porque somos Osasuna y esto nunca va a morir».
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