“Le ruego que no vaya a salir usted de su casa. No hay necesidad”, relataba la crónica de Jacobo Zabludovsky, uno de los más importantes periodistas en la historia de México, quien narraba desde su coche los escombros de una ciudad devastada por un terremoto de 8.1 grados Richter que sacudió la capital del país.
Desde el teléfono de su Mercedes-Benz 300D modelo 82’ transmitía por la radio las historias que él iba encontrando mientras conducía. Edificios resquebrajados, cristales rotos, paredes caídas y relatos de angustia despertaron a la Ciudad de México el 19 de septiembre de 1985 y Don Jacobo era los ojos de todo un país que desconocía hasta ese momento la magnitud de una de las tragedias más grandes de México.
“Tenemos unas personas ahí atrapadas. Son unas niñas, ahí se ven que nos están pidiendo ayuda. Estamos esperando a los bomberos para subir con las escaleras y sacarlas de ahí. No podemos intervenir porque corremos el peligro que se derrumbe” fueron las palabras de Flavio Gómez, paramedico de rescate, quien se acercó a la figura del periodista para informar lo que sucedía al instante.
Como “espeluznante” calificaba Zabludovsky lo que miraba entre las ruinas de la enorme y pletórica Ciudad de México. “Es una ciudad envuelta entre el humo de incendios” continuó Don Jacobo quien ganó el Premio Internacional de Periodismo gracias a esa crónica.
El sismo del 19 de septiembre de 1985 acabó con la vida de miles de personas. Ese trágico jueves fue un antes y un después para los que estuvieron ese día en la capital. Pero el espíritu combativo de los mexicanos y la capacidad de reponerse ante cualquier adversidad salió a flote. En apenas unos meses posteriores al terremoto, México albergó la Copa del Mundo de 1986 demostrándole al planeta que no hay poder humano que venza el orgullo mexicano.
Diego alzó la copa y Bilardo sonrió pero esa plantilla de campeones del mundo pudo haber tenido el nombre de Alberto Daniel Brailovsky si el temblor no hubiese sucedido.
La mañana del 19 de septiembre del 85’ Brailovsky y América, su entonces equipo, se encontraban en un hotel cercano al Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México cuando la capital se derrumbó. En aquel entonces él y su esposa esperaban a la cigüeña cuando el sismo sacudió su departamento en Polanco y transformó su vida.
Brailovsky, confiesa, no sintió la catástrofe pero la miró de cerca. Daniel acudió en búsqueda de su familia encontrando devastación y miedo en las calles, razón suficiente para abandonar México y buscar un lugar más tranquilo para los suyos.
El ‘Ruso’, como apodan a Brailovsky, abandonó el fútbol mexicano y se refugió en el fútbol de Israel en dónde se perdió de la brújula de Bilardo quien lo tenía contemplado como parte de su plantilla para México 86’, de acuerdo con unas declaraciones recogidas por El Universal, esfumándose así para él una posible coronación con la albiceleste de Maradona y una vuelta olímpica en el Estadio Azteca.
Foto principal: Mexsport