Corría el 20 de septiembre del año 2.015. El Sevilla FC, dirigido por Unai Emery, llegaba a la cuarta jornada en puestos de descenso y sin haber conseguido ninguna victoria ante Málaga, Atlético de Madrid y Levante. El encuentro se disputó a las 12 del mediodía, por lo que el calor apretaba. Pero el sofocón de los aficionados y jugadores sevillistas iba a llegar más con lo que vieron sobre el césped del Ramón Sánchez-Pizjuán, que con las altas temperaturas de la capital hispalense.En el otro banquillo se encontraba Eduardo, ‘Toto’ Berizzo, cuya trayectoria en el comienzo liguero era totalmente opuesta.
Los vigueses marchaban en la tercera posición de la tabla y no conocían la derrota. El técnico argentino, dispuso un 1-4-3-3 con una presión asfixiante del ‘Tucu’ Hernández y Augusto Hernández a Banega, con Wass realizando un fútbol de muchos quilates y con los tres atacantes: Nolito, Iago Aspas y Orellana en un estado de forma increíble. No tardó en llegar el primer tanto del Celta. Justo antes de llegar al primer cuarto de hora de encuentro, Manuel Agudo Durán ‘Nolito’, ahora pretendido por el Sevilla FC, recortaba de manera incesante hacia el interior a Mariano, que estaba debutando, para poner por delante a los de Berizzo. Apenas diez minutos después, llegaba el segundo gol de los celestes. Orellana aprovechaba que Coke estaba jugando de lateral a banda cambiada para hacer sangre y que llegaran los primeros pitos a Nervión en una primera mitad en la que pudo salir goleado y en la que muchos vieron el mayor baño de juego de un equipo al Sevilla en el Ramón Sánchez-Pizjuán en los últimos años. Pudieron llegar el tercero, el cuarto y el quinto, pero el ‘jogo bonito’ desplegado por los Berizzo no fue contundente respecto a la portería sevillista. Quizás, el mayor de los peros que ha tenido el preparador argentino en su etapa en el club vigués, la falta de contundencia ofensiva. Unai Emery, que no parecía reaccionar, tuvo que mover el banquillo antes de acabar la primera mitad debido a una lesión muscular de Vitolo, para dar entrada a Krohn- Dehli. El danés se encargó de dar equilibrio y oxigenar al centro del campo nervionense de tal forma que cortó la sangría e hizo que los suyos dejaran de hacer el ridículo como si de un encuentro entre infantiles y alevines se tratase. En la segunda mitad, el Sevilla recortó distancias e incluso estuvo a punto de empatar el partido en la recta final, pero no habría sido justo para el fútbol ni para el protagonista de este artículo.
Era el día del debut de anotador de Fernando Llorente, del primer partido oficial de Mariano con la camiseta del Sevilla FC, de la primera de varias ovaciones a Iago Aspas por parte del respetable del Sánchez-Pizjuán, pero poco iba a importar todo eso ese día. Ese día fue ‘El día que Berizzo se consagró en Nervión’.