Con el año nuevo llega la recta final de la temporada en la Liga 1|2|3 y los clubes van perfilando sus nuevos objetivos, a alcanzar con el devenir de la competición. Uno de estos clubes es el CD Tenerife, un histórico de los años 90 en el fútbol español que, aunque no ganó ningún título, cuajó muy buenas temporadas. Pero aquello ya es historia. Ahora toca mirar hacia delante, hacia el mes de julio. El conjunto canario ha conseguido adentrarse en una buena posición para afrontar las próximas semanas de competición, ya que ocupa la 5ª plaza y ahora se abren multitud de posibilidades de cara a lo que queda de campaña. Para ello, en las próximas líneas les hablaremos de las opciones que tiene el club tinerfeño de ascender y de lo que significaría para el club y para la isla el estar, de nuevo, en la Primera División del fútbol español.
La situación del CD Tenerife en lo que va de 2017 no puede ser mejor. El equipo no ha perdido en lo que va de año y las sensaciones son totalmente diferentes. Aunque en lo que va de temporada el resultado del empate es el que más se ha visto en los encuentros con el rival canario, las sensaciones y la racha en casa (no se pierde desde el 4 de enero de 2016) es un punto más a favor del equipo de Martí, aunque las rachas no son eternas. En una categoría en la que hay clubes históricos y solamente tres plazas para subir a la máxima categoría, el equipo tinerfeño empieza a ser respetado por sus rivales y a perder el miedo al rival, consiguiendo hacer su juego y sacando resultados.
Para sacar buenos resultados es indispensable, también, que el equipo debe tener continuidad. Otra cosa no, pero en lo que se refiere al equipo de la capital isleña, más de la mitad del once está convirtiéndose en fijo, dejando como mucho tres o cuatro puestos cambiando por diversas circunstancias. Hay jugadores que se están convirtiendo en indispensables y cuyo rendimiento ha ido de menos a más. El Tenerife ha pasado de depender de la velocidad de Amath Ndiaye a tener una manera de jugar, basada en la velocidad en el ataque. El equipo no tiene una persona que cree juego, que maneje el centro del campo, pero sí tiene varios jugadores que roban y luego hacen llegar el balón a la gente de arriba.
Desde la temporada 2009-10 el conjunto chicharrero no juega en la Primera División. Aquella vez estuvo solamente una temporada, pero el ascenso se consiguió con un buen bloque y gente enchufada de cara al gol. En esta temporada no hay un goleador como Nino, ni un asistente como Alejandro Alfaro, que también aportara goles. Lo que hay es un conjunto de gente joven y veterana con ganas de demostrar sus cualidades. Amath Ndiaye, por ejemplo, cedido desde el Atlético de Madrid, cuenta con la confianza de Diego Simeone y su préstamo se debe a sumar minutos y experiencia en el fútbol profesional. El futbolista colchonero está en la isla para ganarse un puesto al gran nivel. ¿Qué mejor escaparate que subir a Primera División siendo una de las claves del equipo?
Lo que debe desterrarse para que el equipo pueda conseguir el ansiado objetivo del ascenso es la tranquilidad institucional. La llegada de Víctor Pérez Borrego al club ha significado la consecución de un objetivo ansiado por los tinerfeños. El nuevo Director General de la entidad ha acercado el club a los aficionados e incluso ha conseguido, mediante su intermediación, el que algún que otro jugador llegara a la plantilla del Tenerife, algo que en los últimos años era complicado, puesto que muchas primeras opciones preferían ir a otros clubes. La afición no estaba con el Director Deportivo y tampoco con el presidente. El resto de clubes de la isla tampoco tenían una buena relación con el representativo, porque en muchas ocasiones se les miraba por encima del hombro y solamente se contaba con ellos para disputar unos amistosos en verano.
Y luego está la cantera. No hace falta ir tan lejos para comprobar que se puede hacer buen trabajo desde los pequeños hasta los mayores. La UD Las Palmas ha sido, desde siempre, un club de cantera. En Tenerife la afición espera y desea que su equipo también haga lo mismo, y no que utilice a sus canteranos. Un claro ejemplo es el de Ayoze Pérez, que en la pretemporada de su despegue estaba en la lista de transferibles y una decisión de última hora hizo que se quedara en el club y rindiera a gran nivel. El CD Tenerife tiene fama de malvender a sus jugadores jóvenes, sobre todo, desde que gestiona el club el actual presidente. ¿A quién no le gustaría ver al equipo de su tierra rindiendo a gran nivel con mayoría de jugadores de ahí? Lo que hay son repatriados. Jugadores que salieron en su día y retornaron cuando ya casi no tenían cartel. Suso Santana, por ejemplo, volvió para rescatar al club de la división de bronce del fútbol español y Vitolo, tras marcharse a Turquía y tener un problema con el que era su equipo, que le obligó a salir.
Lo dicho, en lo deportivo va bien, aunque costó. Durante la primera parte de la temporada se fue dando tumbos hasta encontrar la tecla perfecta. Jugadores que llegaron con el cartel de estrellas se marcharon por la puerta de atrás. Otros, con menos nombre, están respondiendo lo que se les pide. Y el club ya ha cogido carrerilla. Entró por la puerta grande en zona de play-off y ahora toca mantenerse.
Pero el ascenso no sería solo significativo en el terreno deportivo o en lo que tenga que ver con el fútbol. Además, la isla de Tenerife se vería reforzada por el turismo y porque su nombre llegaría a muchas zonas del planeta, gracias a las retransmisiones televisivas y al club en sí. No hay que tirar las campanas al vuelo. Aún no hay nada hecho, porque queda la mitad del camino por recorrer. No obstante, todo parece que el CD Tenerife ha cogido el camino correcto hacia la Primera División. Siempre se suele decir que, en una categoría como la Liga 1|2|3, los equipos que vienen escalando posiciones llegan mejor que aquellos que andan en la zona alta desde muy temprano. El conformismo no supera nunca al ansia de seguir mejorando y escalando posiciones. Eso le pasa al CD Tenerife ahora. El conjunto canario ha pillado el buen rumbo y la tranquilidad institucional.
Todo sea por volver a vivir las situaciones de los años 90, cuando los grandes de España caían en el feudo blanquiazul o, incluso, algunos grandes europeos. Aquello es historia y el presente hace que la isla sueñe con que, en un futuro, se pueda volver a vivir aquello que hizo grande al club. Pero hay que ir con pies de plomo. Primero está el ascenso, luego ya se verá.
Puerto de la Cruz (Tenerife), 1983. Bloguero en fase de evolución. Amante del fútbol global, blanquiazul de corazón y rossonero por aficción a este señor deporte. Conocido en el mundillo como "Humilde Aficionado". El balón, nuestro mejor amigo.
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