1. Guardar o proteger contra un ataque, un peligro o un daño.
2. Interceder o hablar en favor de una persona o una cosa. Defender algo o defender a alguien. Hay pocas cosas más loables en esta vida. La defensa no es más que una expresión sincera de amor, un acto reflejo de protección hacia aquello que realmente nos importa. Como un beso en la frente.
Defendemos a los hijos, a los amigos y a las ideas. Defendemos a lo que nos da un bienestar emocional y lo hacemos de manera abnegada y sin restricciones. Es pura ley natural. Es por ello que no deja de ser un tanto injusto y reprobable que el ‘defender’ sea vilipendiando, omitido o prostituido en un deporte como el fútbol.
Los defensas muchas veces son vistos como simples obreros, especialistas en destruir y en opacar los sueños y melodías que trazan los finos centrocampistas y los admirados delanteros. Decía Axel Torres ayer que el concepto de ‘calidad’ siempre se atribuye a los peloteros de tres cuartos y a los delanteros, y se desprecia ‘la calidad defensiva’, siendo tan crucial o más que aquella que te permite filtrar un pase o rematar a gol con un escorzo.
Ibrahima Konaté y Nicolás Otamendi son dos buenos ejemplos de ello. Dos futbolistas diferenciales en lo suyo: el noble arte de defender. Guardianes, caciques, patrones de diferente naturaleza cuyo cometido no es tanto romper sueños como el de alimentarlos. Si Messi hoy se ha levantado con la esperanza de ganar un Mundial es porque Nico protege su área como un padre protege a sus hijos. Si Griezmann se imagina levantando el MVP del torneo el domingo es porque Konaté evitó al menos dos goles claros a Marruecos.
Ser defensa es vocacional. Ser defensor es una forma de vida y eso lo sabemos todos aquellos que lo hemos sido, ya sea en un Mundial o en un campo de tierra de 3ª regional.
La próxima vez que un defensa evite un gol bajo palos o vaya al suelo de forma alocada en un ejercicio de fe, recuerda que eso es lo mismo que dar un beso en la frente. Porque al fin y al cabo la defensa es protección, y la protección es siempre hermosa, aunque deje heridas que tardan en cicatrizar.
Papá de Miranda. Orgulloso hijo de gallego y asturiana. Dejé 13 años como abogado por fundar y dirigir Sphera Sports, con lo que ello supone. Asumo las consecuencias. Hice 'mili' en Pisa y en Bristol. Me gustan las orcas, los países escandinavos y un gol en el 90'.