Cuatro meses después de que cayera el telón de la temporada 2020 en Portimao, los focos de Qatar volvieron a iluminar el escenario de MotoGP. Cuatro meses para digerir una temporada extrañísima en un invierno en el que la pregunta que flotaba en el ambiente era si todo lo sucedido el pasado curso había sido una anomalía histórica o si se trataba de una nueva normalidad.
Se acercaba la hora de la verdad y el bullicio crecía en redes durante el fin de semana, donde el sábado empezó a surgir un chascarrillo relacionado con los nombres de los pilotos: un pequeño fallo de la web de MotoGP hacía que, al entrar en la versión inglesa y usar la traducción automática al español, ciertos pilotos viesen cambiados sus nombres. Hubiera sido un chiste más sin ninguna importancia, pero acabaría convirtiéndose en todo un spoiler de lo que iba a suceder el domingo.
Así, por obra y gracia del traductor, Jack Miller de repente se había convertido en Jacobo Molinero, y Brad Binder en Puntilla Aglutinante. A Rins le cambiaron el apellido y pasó a ser Álex Enjuagues, mientras que dos pilotos vieron mutados sus nombres de pila: el ausente Marc era Bagazo Márquez, con Maverick pasando a llamarse Disidente Viñales.
Llamado así por el protagonista de la película Top Gun, Maverick Viñales iniciaba una nueva temporada como outsider. En su quinto año en Yamaha, y el primero como el más veterano del equipo oficial tras la llegada de Fabio Quartararo en sustitución de Valentino Rossi, el piloto de Rosas necesitaba comenzar el año con un buen resultado.
A su favor: Qatar se le da bien y las Yamaha se habían mostrado muy fuertes en Losail tanto en la pretemporada como durante el fin de semana. En contra: las Ducati daban auténtico pavor en recta y otras marcas como Suzuki o Aprilia parecían poder apuntarse a la fiesta.
El devenir de la carrera confirmó las sospechas: las Ducati volaban en la eterna recta del desierto catarí; las Yamaha lo compensaban en la zona revirada; y con el paso de las vueltas aparecían las Suzuki, la Aprilia y hasta la Honda de Pol Espargaró. A la espera de ver cómo influía la variable del desgaste de neumáticos, cogía fuerza la posibilidad de tener una carrera en grupo hasta el final.
Dicho con otras palabras: el inicio de MotoGP 2021 estaba recordando cada vez más a 2020. La igualdad era la doctrina dominante y la creencia común era que las Ducati devolverían sin piedad en recta cualquier intento en la zona revirada, lo que derivaba en una conducta un tanto conservadora por el resto de pilotos.
Todos excepto uno: aquel que lo lleva en el nombre desde que nació, como bien se encargó de recordar el traductor automático de Google.
Según la RAE, disidente es “aquel que se separa de la común doctrina, creencia o conducta”. Y eso fue exactamente lo que hizo Disidente Viñales en Losail. Tras zafarse de Jack Miller y de Fabio Quartararo, superó a Johann Zarco en el ecuador de la carrera y, después de estudiar a Pecco Bagnaia, le adelantó a ocho vueltas del final.
Lo hizo en la zona del circuito en la que las Yamaha dominaban los tiempos con una clara premisa: coger unas décimas que impidieran a Bagnaia devolver el hachazo en recta. El plan funcionó, y cuando Viñales vio que seguía en cabeza a final de recta, supo que lo tenía en su mano.
Fue el momento en el que la disidencia de Viñales cambió de acepción. Pasó del “grave desacuerdo de opiniones” respecto a quienes pensaban que no había nada que hacer ante los cohetes rojos a la “acción y efecto de disidir”.
Vamos, que se separó de la conducta común de una forma más literal: se largó y dejó al resto luchando por la segunda posición, donde Joan Mir si sufrió en sus carnes la endiablada velocidad de las Desmosedici de Zarco y Bagnaia, que se las habían prometido muy felices pero solo pudieron escoltar en el podio a Viñales, que disfrutó de un plácido final de carrera.
La euforia previa de la marca italiana había sido lógica, y el final con Mir lo demostró: poseían un arma con la que resolver cualquier lucha igualada, lo que les hacía claros candidatos a la victoria si la carrera transcurría como todos creían. Lo que pasó fue que no habían contado con que uno de sus rivales lleva la disidencia escrita en el DNI.
Imagen de cabecera: Imago
Burgos, 1987. Madrileño de adopción. Periodista deportivo 3.0. Motociclismo, por encima de cualquier piloto; y deporte, por encima de cualquier deportista o club. Licenciado en periodismo, aprendí en Eurosport. Ahora soy editor en motorpasionmoto.com y colaboro en Sphera Sports, Motorbike Magazine y Sport Motor motociclismo.
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