Me gustaría pedir perdón a aquellos que piensan que la Premier League está sobrevalorada ya que yo disfruto, cada vez que me pongo delante del televisor, del nivel de la competición. Estos críticos mencionan que los amantes del torneo inglés nos hemos creído la propaganda de los medios anglosajones. Los que solo saben hablar de la calidad de Salah, de Bruyne y compañía. No estoy de acuerdo: la liga inglesa no suele decepcionar.
Ayer, una vez más, volvimos a vibrar con un Arsenal-Liverpool fabuloso. Sí, es cierto que tiene que ser lo normal por el dinero que se mueve allí. Cuando he conversado con importantes personajes del balompié de ese país han mirado para otro lado en el momento que les he preguntado por la procedencia del capital de algunas entidades. Lo de los clubes estado y tal. Siguiente pregunta, me dicen. Vivimos en un mundo que está lleno de contradicciones, imagino. Eso no es óbice para que sea prácticamente una obligación el viajar de vez en cuando para empaparse del impresionante ambiente de los estadios del país. Y del nivel, claro está.
Ser el más rico te lleva a ser el que tiene más probabilidades de ganar. La Premier ha atraído a los mejores entrenadores del mundo y eso se nota. La batalla entre Pep Guardiola y Jurgen Klopp es el ejemplo perfecto. Ambos han creado a dos de los mejores equipos del siglo. Por ello, el simple hecho de competir ante ellos hace mejor al resto. Recuerda perfectamente a la contienda que también protagonizaron el técnico catalán y José Mourinho la pasada década en España.
Ahora emergen entrenadores que levantan una mano y tratan de hacerse un hueco. El trabajo de Mikel Arteta en el Arsenal, por ejemplo, está siendo escandaloso. Hay otros dignos de mención aquí: Graham Potter y Eddie Howe como grandes productos nacionales; y los Conte, Ten Haag y compañía como extranjeros con nuevas ideas. Elogiar la máxima competición inglesa no implica ser un moderno que se informa por TikTok y 433. Es disfrutar de un fútbol que, es cierto, juguetea con su ética por la procedencia del capital extranjero, pero que mantiene unas tradiciones centenarias. Disfrutad, es la Premier.
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