Neymar está siendo el culebrón de lo poco que llevamos de verano en Can Barça. Su continuidad o no es una incógnita y, aunque las sensaciones conducen a pensar que como mínimo la temporada que viene seguirá, los últimos rumores siembran las dudas. En este contexto, qué beneficia más al Barça: ¿el dinero o su continuidad? Y la respuesta no puede ser otra que depende: depende de si el Barça invertiría o no el dinero en reforzar la plantilla adecuadamente, si ficharía a cambio medianías/melones por abrir o si se lo guardaría para el nuevo estadio.
192 millones de euros es mucho dinero, es cierto, pero también lo es que el mercado está inflado y que los clubs, conocedores de que el Barça contaría con ese dinero, pedirían aun más por sus jugadores. Por si ello fuera poco, nadie te garantiza que la directiva azulgrana sea capaz de acertar en los fichajes: si el Barça pierde a Neymar ha de intentar invertir el dinero y traer a cambio dos o tres primeras espadas: Bellerín, Marquinhos y un delantero tipo Dybala/Griezmann, por ejemplo. De lo contrario, el equipo perdería potencial. Al fin y al cabo, no hay un jugador en el mercado con el potencial de Neymar: está llamado a ser, salvando las distancias, el sucesor de Messi.
Pase lo que pase, lo que es evidente es que el Barça debe dejar cerrado el futuro de Neymar este verano. O le renueva o le deja irse. Con dos años de contrato restantes, si Neymar se queda y no renueva, el club se arriesga a que el jugador decida irse el verano que viene y que, por tanto, tenga que sentarse a negociar y venderlo a un precio mucho más bajo. Eso, o en el peor de los casos, que se vaya gratis una vez finalizado su contrato, lo cual sería catastrófico tanto a nivel deportivo como económico para el club.
De cara al futuro, vista la situación y los precedentes con otros brasileños, se antoja difícil de creer que Neymar vaya a seguir vistiendo durante muchos años la elástica azulgrana. Su caso es complejo y de resolverlo o no adecuadamente puede depender la trayectoria del equipo en un futuro.