«Los africanos no pasan de cuartos de final». Ayer fue la última vez que se pudo decir eso. Marruecos, con una victoria para el recuerdo, consiguió romper el mantra del continente tras un ejercicio defensivo maravilloso ante Portugal. Hoy es el día de Amrabat, Bono, Youssef En-Nesyri y compañía.
Los de Walid Regragui, que hace nada entrenaba en la liga local, tenían un reto complejísimo: detener el inacabable caudal ofensivo de los lusos. Aguardaba, eso sí, Cristiano Ronaldo en el banquillo. El legendario ariete, peleado con el mundo, terminó el envite entre lágrimas. Sabe que su historia en los Mundiales se cierra de la manera más triste posible: peleado con medio país, con el entrenador y sin poder perforar las redes rivales tras salir desde el banquillo. Todo por perder los nervios ante Corea del Sur, cuando ya no se jugaban nada.
El guion del envite fue similar al de España: los marroquíes se parapetaron cerca de su área y esperaron el error del rival. Llegó en una mala salida de Diogo Costa que remató En-Nesyri de maravilla. Posteriormente, sufrimiento. Salió Ronaldo y puso Fernando Santos, siempre enfadado, a toda la artillería pesada. Pero no llegó el gol. Marruecos aguantó y firmó ya el mejor torneo de un combinado africano.
En semifinales se citarán con Francia, que ganó a Inglaterra en otro choque traumático. Siempre lo mismo para los ingleses: juegan como nunca para perder como siempre. Harry Kane, el mayor especialista en penaltis del mundo, no pudo convertir el segundo lanzamiento que tuvo. Previamente, los franceses se habían puesto 2-1 tras otro espectáculo de Olivier Giroud. El que nunca hace nada. Qué importante es tener siempre un perfil así en el equipo. Y no hablo de goles, sino de un rematador en el área. Lo saben también los neerlandeses. En España, al parecer, no.
Los de Deschamps están a una victoria de volver a competir por una Copa del Mundo. Una barbaridad. Los galos fían todo a la habilidad de Mbappé, a los goles de Giroud, al buen hacer de la zaga y al trabajo de Antoine Griezmann. Así es muy difícil caer. Croacia-Argentina y Francia-Marruecos. Solo uno levantará el título.
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