Arrancó ayer este Mundial que mejora por momentos. Infantino, un personaje que algunos nos llegamos a creer hace unos años, dio el pistoletazo de salida a la competición con unas declaraciones abyectas. Empieza a ser normal. Al parecer somos nosotros, los europeos, los que debemos pedir perdón rápidamente por los pecados de nuestros antepasados. Solo le faltó soltar lo que aseguraba uno de los míticos personajes de la ‘Vida de Brian’: «¿Qué han hecho los romanos por nosotros?» La sanidad, la enseñanza, el vino, el orden público, las carreteras y los baños públicos, por ejemplo. Pues eso. Nada.
El primer partido lo protagonizaba ayer Catar ante un público mucho menos pasional de lo normal. Los anfitriones, nerviosos y erráticos, concedieron muchas facilidades a Ecuador, especialmente a Enner Valencia. El resultado fue claro: 0-2 y toda la tranquilidad del mundo para los que ejercían de visitantes, silenciando al estadio local. Los cataríes no fueron capaces, en palabras de su entrenador, de dar «más de cuatro pases».
Hoy, desde luego, tiene pinta a que habrá más emoción. El primer envite será a las 14:00. Inglaterra, con sus traumas, buscará sus tres primeros puntos frente a Irán. Parece que los ingleses son los grandes favoritos, pero nunca se sabe con los inventores del balompié. Los de Carlos Queiroz suelen crecerse en estos momentos. No descartéis nada.
A partir de las 17:00 llegará el mejor duelo del día. Senegal, ya sin Sadio Mané, se la juega ante Países Bajos. Los neerlandeses vuelven a disputar el torneo más importante del mundo, tras no comparecer en 2018. El ganador de este choque tendrá media clasificación en el bolsillo. Por cierto, la naranja mecánica está entrenada por Louis van Gaal. Siempre vuelve. Esta vez, además, vuelve muy «positivo«: ha superado recientemente un cáncer de próstata.
Ojo con la última cita: Estados Unidos, un clásico ya, chocará con Gales. La última vez que los galeses jugaron un Mundial perdieron contra la Brasil de Pelé. La leyenda tenía 17 años. Por fin el golf no será la primera prioridad de Bale: el extremo, que ahora juega en la MLS, quiere poner el broche final a su carrera.
Por cierto, hoy se ha confirmado que los capitanes que quieran llevar el brazalete con el arcoíris se llevarán una tarjeta amarilla. Al parecer, los combinados han decidido echarse atrás y no ponérselo. Que quede por delante que no le doy importancia a según qué tipos de gestos, pero ese es otro tema que ahora no toca. Sin embargo, sería muy potente que los jugadores amenazaran a la FIFA y se lo pusieran para ver qué deciden los colegiados. Eso sí que sería potente. Lástima que no ocurrirá. Poderoso caballero es don Dinero.
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