Con motivo de su vuelta a casa, hacemos un repaso sobre cómo dio sus primeros pasos la leyenda del fútbol inglés Wayne Rooney, el Bad Boy conocido por ser el último Sir del football británico, además de conocer más sobre lo peculiar de su persona.
De ser la gran promesa del bando azul de Liverpool a convertirse en el mayor artillero del combinado inglés de la historia, así ha trascendido la carrera de Wayne Rooney desde su debut en 2002 con tan solo 16 años. Dos años más tarde vino el Manchester United con el deseo y ambición de convertir a Wayne Rooney en jugador red, conjunto donde ha vivido las últimas 13 temporadas a cambio de 37 millones de euros en agosto de 2004.
Signo y emblema Toffee, Wayne dio sus primeros pasos con un balón en el rival de la ciudad, el Liverpool Schoolboys, equipo para categorías de menores de 11 años en el que empezó Rooney a los 10 años. Pasó además por Copplehouse Boys’ Club hasta encontrarse con el que hasta hoy ha sido el equipo de su corazón. En el Everton vivió una ascensión meteórica, desde el equipo sub-18 en el que duró tan solo una campaña, hasta su debut en la Premier League en la siguiente temporada.
Wayne Rooney – Liverpool Schoolboys
En el Everton vivió dos años de dulzura deportiva que le llevaron hasta la selección, convirtiéndose en el jugador joven del momento y asentándose en la élite internacional tras su buena actuación en la Eurocopa del año 2004, en la que se echó a la espalda un equipo plagado de figuras. Como deportista siempre ha sido una referencia, y ha sido uno de los pilares básicos del Manchester United en su reciente historia. Pero hay que conocer a su persona, un carácter fuerte y descarado que le ha llevado a convertirse en el chico malo.
El chico malo que se tiró del carro en 2004 también se las tuvo tiesas con Cristiano Ronaldo, su entonces compañero, y Ricardo Carvalho en 2006, siendo capítulos totalmente antagónicos en su carrera. Con sus 21 años en aquel entonces ya se mostraba firme en sus actos. Llamado a recoger el testigo de Gascoigne, su carácter indomable hacía enmudecer hasta a sus propios compañeros al enfadarse por un cambio con la selección. Son sólo unos capítulos en sus primeros años que muestran, ya hoy en día, que aquel joven no le temía a nada. Su carácter era su cárcel,
Sus más recientes salidas de tono estando bebido en el mismo hotel de la selección o sus ‘anécdotas’ en los casinos colmadas con pérdidas de más de medio millón en un par de horas no le han impedido seguir capitaneando su selección con la madurez necesaria. Por fin, tras trece años durmiendo con el pijama del Everton –tal y como declaró a la BBC-, vuelve a su hogar para dar sus últimos buenos frutos de fútbol con la camiseta que le convirtió en estrella.
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