Era la noche del 23 de Noviembre, se jugaba el ‘Derbi do Minho’ en la Taça de Portugal a partido único. Si bien cualquiera podía predecirlo ya desde días antes, los minutos antes de que arrancase el partido hacían intuir que iba a ser una gran noche de fútbol. De esos partidos que rezuman intensidad, que no dejan que parpadees, que en cualquier momento puede haber una acción que cambie el devenir del partido. Y de la histórica rivalidad entre ambos clubes. Así fue el Vitoria SC v SC Braga.
Curioso que este partido se conozca como «derbi do Minho«, cuando tanto Braga como Guimaraes tienen que mirar un mapa para ver el rio Miño (Minho) de cerca. Bien es cierto que esta región es conocida como la del Minho, aunque quede más bien lejos dicho río de algunas ciudades que la integran. Más allá de esta inconcordancia geográfica, el partido es el prototipo de derbi. Dos ciudades próximas, importantes en el tejido urbano de Portugal, con dos equipos casi históricos representándolas. Para más inri, hay un trasfondo histórico que subyace esta rivalidad. Tras la independecia de Portugal, la ciudad de Guimaraes fue de las primeras en incorporarse al nuevo Reino de Portugal, de hecho, el fundador de dicho país nació (probablemente) en Guimaraes y el estadio local lleva su nombre, Estádio D. Afonso Henriques. En cambio, la incorporación de la ciudad de Braga fue más tardía. Y saltan chispas.
Todo o nada
Los equipos saltaban al verde del D. Afonso Henriques sin guardarse nada, onces de gala por ambos bandos. Empujados por un ambiente espectacular en la grada, los locales tomaron el mando del encuentro desde el principio. Hernani, una de las revelaciones de esta temporada, era un puñal por la banda derecha, generando mucho peligro. La defensa bracarense podía no más que repeler dichos envites y tratar de salir rápido a la contra. El gol podría haber llegado en esta primera hora para el conjunto local, pero fue Rafa Silva para el Braga quien, con un auténtico golazo inauguró el marcador en el minuto 39. Shock local y delirio del fondo con los seguidores del SC Braga.
En menos de cinco minutos, cuando el Vitoria aún estaba apoyado en las cuerdas, Pardo hacía el segundo para los visitantes tras un error defensivo. Y con este panorama llegó el descanso. Momento para reflexionar en como jugando mejor, los de Rui Vitoria iban perdiendo por dos goles a cero.
Con la reanudación, los locales salieron con más corazón que cabeza. Su juego se precipitó, como si quedasen cinco minutos de partido desde el propio pitido inicial. Aún así, Vitória rondaba la portería de Kritsyuk. Así llegó el penalti (y segunda amarilla) de Marcelo Goiano, que transformó un gran especialista como es André André. Con veinte minutos por delante contra diez y el equipo volcado, apenas dos ocasiones de gol que no acabaron en el fondo de la red.
Pitido final y delirio en el fondo visitante
Aún así, tras perder el partido ante su eterno rival y quedar eliminado de la Taça de Portugal, todo el estadio se fundió en un sonoro aplauso a su equipo, que agradecia a su vez a la grada el apoyo durante todo el encuentro. Y durante toda la temporada, pues el fortín vimaranense es de los que mejores entradas registra de todo Portugal.
El SC Braga avanza de ronda en la Taça, el Vitoria SC va segundo en la Liga, y el derbi do Minho está más vivo que nunca.