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No es solo cosa de meigas

La etapa de Gaizka Garitano ha llegado a su fin. El técnico que maravilló y acabó decepcionando con el Eibar nunca fue del gusto de la afición. Desde el principio de temporada su periplo en el conjunto herculino parecía la «Crónica de una muerte anunciada» que acabaría con su despido. Aunque el Deportivo tuvo algún momento de buen fútbol a su cargo y parecía que podía hacer despegar este proyecto en algún momento, al final queda como el entrenador con menos tanto por cierto de victorias en la historia del conjunto blanquiazul. La pregunta que se hace el deportivismo ahora es si es Garitano el único culpable.

Habelas, hainas

Esta es una frase que se traduce como «haberlas, las hay» y que se usa en Galicia para hablar de las meigas (Brujas), tan arraigadas a esta tierra. Porque es cosa de brujas la mala suerte ha acompañado al Dépor esta temporada. Solo hay que ver el último partido en casa frente al Alavés para ver cómo los coruñeses fallaron lo infallable, para acabar perdiendo por la mínima y de penalti. En cuanto a las decisiones arbitrales, el Dépor sufre lo que todos los equipos pequeños: unos árbitros que no están a la altura de la competición. Las decisiones arbitrales perjudican jornada sí y jornada también a la mayoría de equipos de la Liga, aunque luego solo preocupe cuando le ocurre a Madrid o Barça.

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Una máquina de quemar entrenadores

Otro de los factores que afectan a la situación del Deportivo es la desastrosa planificación deportiva, por lo menos a lo que el banquillo se refiere. El Dépor no tiene una mala plantilla y aquí se puede decir que se han producido los mayores aciertos de la etapa de Tino Fernández. Ahora bien, por mucha plantilla que tengas necesitas a alguien que sepa manejarla, ya que los presidentes a veces parece que creen que están en el Ultimate Team del Fifa. El primer error de Tino en mi opinión fue echar a Fernando Vázquez. Un entrenador que había conseguido ascender a un equipo que hasta invierno, donde se pudo reforzar bien, podía haber naufragado y seguir por Segunda todavía. Se da poco valor a ascender en un año, pero miremos ahora cómo están el Zaragoza o el Mallorca, dos clásicos que deambulan por la división de plata.

Una vez se echó al de Castrofeito, se cometió una decisión aún peor: traer a Víctor Fernández. El aragonés fue uno de los grandes técnicos de nuestra fútbol, pero lleva años lejos de tener nivel para entrenar en la élite. Aparte, es un símbolo del gran rival, ya que el Celta vivió su mejor época con él en el banquillo. Por ello el clima que se respiraba era similar al que se vivía esta temporada con Garitano, siendo el resultado el mismo. Para suplirlo se apostó por un técnico joven, que motivaba a la afición y era una leyenda del conjunto coruñés: Víctor Sánchez del Amo. El entrenador madrileño cogió un cadáver y lo resucitó de manera milagrosa en pocas jornadas. Al año siguiente, se comenzó un proyecto ilusionante a su cargo. El Dépor hizo una primera vuelta espectacular, que hacía soñar con Europa, pero una segunda vuelta para olvidar y problemas en el vestuario hicieron que se cometiera de nuevo el error, el de echar a un entrenador que debía estar muchos años en el conjunto herculino. 

Las comparaciones son odiosas

Y es que al Dépor tampoco le ayuda la buena situación que vive su gran rival, al sur de Galicia el Celta vive tranquilo en la Liga, y a pesar de la eliminación coopera, sigue vivo en Europa League. Pero lo que más puede doler es ver al Celta con un proyecto sólido, con un presidente que sabe lo que hace y un entrenador que tiene apoyo de la directiva para realizar su proyecto. Una de las cosas que provocó el cese de Víctor, fueron los problemas del vestuario abanderados por Luisinho. El madrileño se tuvo que ir, y el portugués continuó en el Dépor llegando incluso a ser importante para Garitano. En Vigo, mientras tanto, un jugador mucho más vital para el Celta como Orellana, se tuvo que ir del equipo por su enfrentamiento con Berizzo. En mi opinión hay que aplaudir a la directiva del Celta por respaldar a su entrenador, por darle la confianza que necesita, a un hombre que siente esa camiseta y que quiere lo mejor para el club. Eso es lo que se debió de hacer en Coruña con Víctor, pero el madrileño no tuvo esa suerte. 

¿Y ahora qué hacemos?

Mientras se escriben estas líneas el Deportivo está en la búsqueda de entrenador, sonando Pepe Mel como opción más viable. Pepe Mel es un entrenador que mejora a Garitano, pero habrá que ver si está preparado para esta situación. Quizás un entrenador que conozca la casa como Sergio o algún ex jugador del Dépor, puedan lograr esa unión que necesita la afición y que consiguió Victor en su momento. El Dépor está dos puntos por encima del descenso, teniendo un partido aplazado, porque aunque nadie se acuerde, en Coruña también hubo temporal. Veremos que es lo que ocurre. La situación no pinta bien, lo importante es que ahora el Dépor se salve. Pero si la temporada que viene en Riazor se vuelve a repetir esta situación, quizás no debamos mirar hacia el banquillo y sí hacia el palco, porque quizás ahí estén los auténticos culpables.

 

 

1990/ Estudiante de periodismo/ Santiago-Sevilla/ “El tipo puede cambiar de todo: de cara, de casa, de familia, de novia, de religión, de dios… pero hay una cosa que no puede cambiar… no puede cambiar de pasión.” (El secreto de sus ojos)

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