Las eliminatorias mundialistas son un momento de mucha tensión e intensidad. Solo los más fuertes y valientes sobreviven a aquella guerra futbolística. Los partidos de esta instancia siempre son complicados, ya que los grandes buscan mantener su honor intacto y los periféricos hacer historia de alguna u otra manera, ya sea metiéndose en el magno evento o consiguiendo resultados impensados.
La gloria siempre está allí, a la vuelta de la esquina, esperando que los atrevidos salgan a buscarla. Y quienes la consiguen son recordados por siempre. Si nos remontamos a las clasificatorias rumbo a Brasil 2014 encontraremos que, al finalizar las mismas, hubo tres jugadores que terminaron en la cima de la tabla de goleadores con 11 dianas en su haber. Dos son nombres sumamente conocidos y ya imbuidos de gloria (el neerlandés Robin van Persie y el uruguayo Luis Suárez) y el tercero es el hombre de esta historia y, seguramente, un desconocido para gran parte del mundo futbolístico, pero que, sin embargo, se ganó el mismo derecho a la eternidad que los dos mundialistas. Hablamos, claro está, del beliceño Deon McCaulay.
El delantero centroamericano nació un 20 de septiembre de 1987 en la Ciudad de Belice, la ex capital del país (actualmente es Belmopán). Existe un dicho que dice que «goleador se nace, no se hace», y aquello pareciera ser cierto para el bueno de Deon, ya que al sitio web de la CONCACAF le expresó que sus primeros recuerdos nítidos jugando son de cuando tenía siete u ocho años, pero que sabe que su amor por el balón viene de la primera vez que tocó uno. Y ya no hizo falta más nada: seguramente, ese primer contacto fue el llamado del destino, esa predestinación goleadora que decidía posarse, de forma un tanto caprichosa, sobre un jugador de un país diminuto a nivel futbolístico.
McCaulay debutaría con su selección el 8 de febrero del 2007 (con solo 19 años) en el marco de la Copa de las Naciones de la UNCAF -mejor conocida como Copa Centroamericana-, el cuál era un certamen que servía para clasificar a los equipos de la región para la Copa Oro y cuya última edición se realizaría en el 2017. Belice perdería sus tres partidos de la fase de grupos, pero el novel delantero comenzaría a mostrar sus dotes al anotarle dos tantos a Nicaragua en la última jornada.
Los años fueron pasando uno a uno y la pólvora pareció extinguirse, ya que solo anotaría dos tantos más entre el 2008 y el inicio de las eliminatorias mundialistas en el 2011. Y, para más inri, aquellas dianas aparecieron en el mismo partido: una victoria 3-1 ante San Cristóbal y Nieves. Lo que nadie sabía es que ese 6 de febrero del 2008 la profecía (solo conocida por los dioses del balón) comenzaba a cumplirse, ya que ese duelo se disputó en el marco de las clasificatorias rumbo a Sudáfrica 2010. Belice lograría pasar a la segunda ronda, pero México no tendría piedad y los eliminaría con un 9-0 global. No era el momento de saborear la gloria aún para el atacante.
Existen jugadores cuya grandeza pareciera ser casi eterna, ya que semana a semana sorprenden al mundo consiguiendo nuevos récords (de goleo, atajadas, asistencias y un largo etcétera) o títulos. Pero otros parecieran ser llamado para un día o evento específico, como le pasó al ruso Oleg Salenko en 1994. O al beliceño en el camino rumbo a Brasil.
Y es que los goles, a McCaulay, comenzaron a caérseles en el debut mismo ante Montserrat. Y encima con un hattrick, en un gran 2-5. Pero aquello no se quedó allí: habría otro tanto más ante los caribeños en un 3-1 que serviría para pasar a la segunda ronda. Y allí Deon terminaría de cumplir con su destino, pese a que los Jaguares terminarían siendo eliminados. En los seis partidos de la fase de grupos el bombardero anotaría nada menos que siete dianas más, dejando su sello ante San Vicente y las Granadinas (3), Guatemala y Granada (2 a cada uno). En total, 11 goles en solo 8 partidos, una auténtica locura. Suárez y Van Persie irían al Mundial, pero McCauley se llevaría su trozo de gloria también.
“Es un logro que ni siquiera pensaba que fuera posible. No estaba pensando en dejar ninguna marca. Estaba en la mejor forma de mi vida. Estaba muy concentrado en lo que hacía y para mí es una alegría marcar goles y ayudar al equipo a ganar. Es un momento hermoso en mi carrera que nunca podré olvidar” le expresaría al sitio de la CONCACAF.
La carrera de McCaulay continua hasta nuestros días. Sin embargo, aquella racha anotadora no lo acompañó en los siguientes años, ya que solo pudo anotar otros 11 goles más entre el 2013 y este 2021. ¿Su mejor momento desde entonces? Otra vez unas eliminatorias, en este caso para viajar a las tierras de Putin. Allí se anotaría con cuatro tantos más, tres para eliminar a la República Dominicana en la segunda ronda (no fue convocado ante las Islas Caimán, algo que se lamenta ya que vaya a saber cuántos goles hubiera sumado en esos duelos) y un tercero para lograr un gran empate ante Canadá en la tercera ronda, aunque al final terminara siendo un festejo ínfimo ya en la ida habían caído 3-0. Su último tanto con el seleccionado lo anotó en la victoria por 5-0 ante las Islas Turcas y Caicos. Ya me dirán ustedes que evento se estaba disputando ese día…
Imagen de cabecera: ImagoImages
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