Dennis Bergkamp, delantero difrente en el ámbito goleador, carencia suplementada a la perfección por su capacidad técnica, sus dotes para realizar fútbol bonito y golazos. Sobre todo golazos. El holandés atesoraba en sus botas mucha clase, y fue una referencia a finales de los 90’s, siendo nombrado por la FIFA «Cuarto mejor jugador neerlandés del siglo XX», quedando solo por detrás de Johan Cruyff, Marco van Basten y Ruud Gullit. Y, por supuesto, influyente de principios de nuevo siglo.
Como futbolista, empezó a destacar por el fútbol holandés. Fue en el Ajax donde debutó, equipo en al que pertenecía desde los once años de edad. Tras su debut con tan solo 17 años, en el 1986, se hizo un hueco conforme fueron pasando las temporadas en el conjunto. Obviamente, los principios fueron duros, pero consiguió triunfar en el conjunto ajacieden, dominando las tierras holandesas y comenzando a asomar de nuevo por los torneos europeos, conquistando la Recopa de la UEFA o la Copa de la UEFA, título que repitió con el Internazionale.
De Holanda se marchó siendo una estrella emergente y con 122 goles en sus botas. Un histórico del Calcio llamó a su puerta, el Inter sería su nuevo equipo tras decantarse por este en detrimento de la Juventus de Turín. Llegó a la mejor liga del momento, y fue posiblemente, la presión lo que generó el fracaso de su aventura por la península italiana.
Lo que nadie sabía en Londres, es que un futuro mito del club gunner llegaba a Highbury de la mano del entonces técnico Bruce Rioch, a cambio de 7,5 millones de euros. Allí forjó su leyenda a base de goles y clase, Dennis marcó una época mientras militaba en el fútbol inglés, donde transformó el ‘Boring, boring Arsenal’ de los 90’s en la mejor época futbolística del norte de Londres, culminando su brillante carrera con un desdichado desenlace en la final de París.
“¿Por qué Bergkamp? Porque siempre hacía lo que el partido le pedía hacer” Thierry Henry
Allí conquistó, nada más y nada menos que, 11 títulos nacionales, formando parte de ‘Los Invencibles’ de la histórica Premier League 2003/04 bajo el mando de Arsène Wenger, en la que compartió equipo con jugadores de la talla de Lehman, Campbell, Vieira, ó el propio Henry, quien afirmó que ha sido el mejor jugador con el que ha jugado.
Un hecho que marcó la mayor parte de su carrera a partir del año 1994, y que le caracteriza, es su aerofobia. Fue a vísperas del Mundial de EEUU 94′, junto a todo el seleccionado Oranje, cuando esta terrible experiencia cambió el rumbo de su carrera y modo de vida para siempre.
Es cierto que Dennis Bergkamp arrastraba cierta inseguridad previa en este ámbito, pero este viaje marcó un antes y un después en él. Todo empezó en tierras neerlandesas cuando una amenaza de bomba retrasó el vuelo que les dirigía al mundial. Durante dicho vuelo, el avión entró en una bolsa de aire que provocó una caída libre del aparato durante varios segundos, aunque sin ningún herido para la suerte de los allí presentes.
Pese a lo sucedido, Bergkamp realizó un gran torneo por tierras norteamericanas y posteriormente firmó con el Arsenal, en el 1995. Había una clausula presente en su contrato en la que exigía al club que se le permitiese no volar junto con sus compañeros, especialmente en vuelos fuera de las islas británicas. El holandés llevaba rutinas diferentes a las de sus compañeros, planificando el delantero sus propios viajes en coche un par de días antes, para poder estar disponible el fin de semana. Muchas veces ha sido noticia por este tema el bueno de Dennis, revolucionando a la prensa española por sus declaraciones previas a la eliminatoria frente al Real Madrid, en las que se mostraba dispuesto a ir a Madrid en coche, sin problema.
Su propia leyenda «el holandés que no vuela» se alargó por todo el viejo continente, dejando un legado que perdura hasta hoy en día, como su fútbol.