Tras la gala del Balón de Oro, Thibaut Courtois, que suele ser muy sincero cuando habla, puso sobre la mesa un tema que, pese a que no es nuevo, sigue siendo injusto: «En el top10 no había ningún portero ni ningún defensa.» Hemos asumido que los focos van para los delanteros. Sin embargo, también el Mundial está evidenciando que la realidad debería ser otra. Una de las principales conclusiones que se pueden extraer de esta primera semana de competición es lo importante que es tener a un gran central en tu equipo.
Si no, que se lo pregunten a Ecuador, una de las sensaciones de este inicio de Mundial. La valentía de la ‘Tri’ se explica, en parte, por la valentía de Piero Hincapié. La agresividad, competitividad e inteligencia que transmite en cada una de sus acciones no es propia de un central de 20 años y sí de un futbolista que está para jugar en un equipo superior al Leverkusen. Apunta a ser, sin duda, uno de los mejores defensores del futuro.
La misma edad tiene Joško Gvardiol, otro central que desprende un aplomo impropio de un central de 20 años. Dentro de una Croacia gris, Gvardiol está justificando por qué el Chelsea estaba dispuesto a pagar por él 90 millones de euros. Y sí, si se pagan por ciertos delanteros cantidades que rozan los 100, no me parece descabellado hacerlo por un central como él. Contundente en los duelos aéreos, atento en las coberturas y seguro en el área. Y todo esto, transmitiendo mucha serenidad. Gvardiol e Hincapié, dos nombres de los que escucharemos hablar la próxima década.
Más consolidado en la élite está Dayot Upamecano. Está consiguiendo que Francia no añore la solidez que tuvo la pareja Varane-Umtiti en Rusia 2018. Su capacidad para ganar duelos y hacer correcciones está permitiendo a Francia realizar una presión muy fuerte y, sobre todo, está despejando las dudas que podía generar su tendencia al errror, algo que en Qatar no está sucediendo. No, Upamecano no era un ‘One Season Wonder’.
Pero en el Mundial no solo están brillando los jóvenes. Lo de Thiago Silva contra Serbia fue una exhibición. Brasil llevó siempre la iniciativa y uno de los motivos fue el veterano central del Chelsea, que impidió que el rival corriera al contragolpe y construyó desde atrás los ataques de los suyos, dejando además pases de aquellos que rajan esquemas. 38 años tiene Thiago Silva y sigue estando a un enorme nivel.
Y para terminar, hay que hablar de Harry Maguire. Llegaba a este Mundial en el ojo del huracán tras unos meses flojísimos en el Manchester United e incluso con Inglaterra, pero está volviendo a ser uno de los líderes de los Three Lions. Inglaterra no enamora en ataque, pero es un gran bloque en defensa y ahí emerge Maguire, muy imponente en cada uno de sus duelos.