Hace años ya que la selección alemana cuenta con jugadores que
no solo tienen sangre germana, sino que la comparten con otros orígenes, bien
sea de ellos mismos o de sus antecesores. En esta última convocatoria hay
algunos de esos casos: Antonio Rüdiger, Jerome Boateng, Sami Khedira, Mesut
Özil, Ilkay Gündogan, Emre Can, Leroy Sané, Mario Gómez. Estos son los ejemplos
de la última convocatoria, pero a lo largo del texto os pondremos en la pista
de más casos.
El primer caso de los anteriormente nombrados es el del defensa
del Chelsea, Antonio Rüdiger, debutó en mayo de 2014, pero ya había acudido a
convocatorias desde la sub18 en adelante. El padre del internacional nacido en
Berlín es alemán y, su madre, originaria de Sierra Leona. Antonio tiene un
hermano llamado Sahr Senessie que, al contrario que él, nació en Sierra Leona y
también pasó por las categorías inferiores de Die Mannschaft. Otro defensa de
los llamados en la última lista de Löw con ‘otra sangre’ es el también
berlinés, Jerome Boateng. En el recuerdo queda la imagen de Jerome y Kevin
Prince Boateng jugando frente a frente en el duelo mundialista entre Alemania y
Ghana. El padre de los Boateng es ghanés y ambos hermanos eligieron un camino
distinto a nivel internacional.
Sami Khedira nació en Stuttgart, era el capitán de Alemania
cuando ganaron el Europeo sub21 y formó parte del combinado germano que
conquistó en Brasil en 2014. Sami y su hermano Rani (que fue internacional
sub17) tienen ascendencia tunecina por parte de padre. El jugador de la
Juventus forma parte de una generación multicultural de jugadores germanos de
la que aún algunos quedan, como por ejemplo, Mesut Özil, de origen turco y
musulmán, aunque nacido en Gelsenkirchen. Ilkay Gündogan y Emre Can son, como
Özil, alemanes ‘de origen turco’. Ellos son nacidos en tierras alemanas. Otro
caso como el de Rüdiger es el de Leroy Sané. Su madre, alemana, su padre, un ex
futbolista senegalés, Souleyman Sané, que pasó por varios clubes alemanes de
primer nivel como SCFreiburg o Nürnberg, además de otros de categorías más
bajas. En su momento, Leroy tuvo que elegir entre Alemania y Francia, debutando
en noviembre de 2015 gracias a Löw.
El último caso que concierne a la última convocatoria de Joachim
Löw es el de Mario Gómez (García). Los abuelos y el padre de Mario se
trasladaron desde Albuñán, una localidad de Granada y se establecieron en
Alemania, trabajando en un vivero. El actual jugador del Stuttgart nació en
Riedlingen, una localidad a unos 92 kilómetros de la gran ciudad en la que juega
actualmente. El caso de Die Mannschaft es un reflejo de la sociedad actual, que
se ha vuelto más global y no es el único caso en lo que a las selecciones
absolutas se refiere.
Echando la vista atrás, a los últimos grandes torneos a los que
ha acudido Löw como seleccionador, nos encontramos nombres como los de los
‘polacos’ Trochowski, Klose y Podolski, los ‘brasileños’ Cacau y Kurányi, o el
‘suizo’ Neuville, nacidos fuera de lo que actualmente se considera Alemania. Y
además, jugadores como Dennis Aogo, Serdar Tasci, Shkodran Mustafi, Jonathan
Tah, Benjamin Henrichs, Kerem Demirbay o Amín Younes son otros ejemplos de
futbolistas protagonistas de esa multiculturalidad de la selección germana en
los últimos tiempos.
Y mucho ojo a lo que viene. En la última lista de la sub21,
además de los ya mencionados jugadores del Leverkusen, Tah y Henrichs, hay
nombres curiosos como el de Waldemar Anton, de padres alemanes, nacido en
Olmaliq, Uzbekistán o Mo Dahoud, originario de un pueblo sirio cercano a
Turquía; Tilo Kehrer (de padre alemán y madre de Burundi), Jordan Torunarigha
(su padre, un ex futbolista nigeriano que jugó en el fútbol alemán), o Nadiem
Amiri, jugador del Hoffenheim, de padres afganos. Así es la realidad del mundo
en la actualidad. Todo se ha globalizado y el fútbol no podía hacer menos.
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