A Xabi Alonso le hemos visto posar con las fragancias de Hugo Boss, anunciando la primavera con Emidio Tucci o cocinando Gulas del Norte. La elegancia es una cualidad que le ha acompañado durante toda su trayectoria. Incluso cuando dijo adiós al fútbol, con una imagen en blanco y negro y las botas en la mano. “Lo he vivido. Lo he amado. La despedida de un juego precioso”. Sólo necesitó tres escuetas pero profundas frases para que se nos cortara la respiración por un momento. Si cerrábamos los ojos, podíamos visualizar la transformación de un jugador que supo adaptarse a diversos roles, bailando con distintas parejas de baile sin pisarles los pies, en un papel más fijo o con movimientos más ofensivos, o como único pivote negociando con una sonrisa ladeada con los centrales. Brilló cuando sus equipos vivían de la velocidad y un ataque directo o cuando lo hacían desde la exhaustiva elaboración.
Su extensa formación en el tapete nos presagiaba un futuro en los banquillos con un rico libreto debajo del brazo. Su salto a la élite del área técnica ha acabado poniendo al Leverkusen en una situación privilegiada. ‘Los once de la compañía’ vuelan bajo las órdenes de un arquitecto que ha diseñado la convicción de un equipo dominante, que interpreta su ubicación y multiplica los apoyos y que tiene, entre sus pertenencias, unos datos de rendimiento intimidantes: el único equipo invicto de las grandes ligas europeas y con 85 caramelos en los bolsillos.
El Leverkusen también sabe ganar a la heroica, porque los conjuntos competitivos, los que acaban siendo campeones, deben integrar ese factor en su ADN. Sus dos últimas victorias a domicilio en el último suspiro lo definen. De esta última jornada, con un Bayern que salió herido de Bremen, se llevan una ventaja de siete puntos ante los bávaros. Todos conocemos el extenso reinado del conjunto de Múnich, que se resiste a concluirlo y defiende su trono con uñas y dientes; sino que le pregunten al Dortmund y a los nervios que te empujan al vacío. Sin embargo, esta banda no crea la mínima sospecha de que vaya a deshincharse aunque le pellizquen con una aguja. Es un equipo de anuncio y Xabi Alonso no es una moda.