El Real Madrid empató hoy 3-3 en el campo vacío del Legia de Varsovia después de desperdiciar una renta de dos goles y de sufrir más tarde para lograr las tablas ante el peor equipo de la Liga de Campeones.
Los blancos se adelantaron con los tantos de Gareth Bale y Karim Benzema, pero se relajaron tanto que permitieron la remontada de los polacos con los goles de Odjidja-Ofoe, Radovic y Moulin, aunque Mateo Kovacic rescató el empate definitivo a cinco minutos del final.
Con este resultado, el Real Madrid queda segundo del Grupo F, a dos puntos del Borussia Dortmund, con lo que se le complicó enormemente la pelea por el liderato. Además, un triunfo le hubiera dado ya matemáticamente su clasificación para octavos de final, algo que todavía deberá pelear en las dos jornadas que le quedan.
Si en el encuentro jugado en la capital española Zinedine Zidane sorprendió alineando a Marco Asensio y James Rodríguez como centrocampistas, en Varsovia dobló la apuesta y jugó con cuatro delanteros puros al añadir a Álvaro Morata a la conocida «BBC» formada por Benzema, Bale y Cristiano Ronaldo.
Thibaut Moulin | Getty
Tan extravagante decisión propició un partido de ida vuelta que no le convino a su equipo. Otra cosa que contribuyó a alimentar un encuentro extraño fue el ambiente, pues el duelo se jugó a puerta cerrada por el cierre del estadio polaco por incidentes de sus hinchas.
También es cierto que el Legia, el peor equipo del torneo si se revisan los números, invitaba a cualquier alegría. Pero poner cuatro delanteros significó renunciar a cualquier elaboración. Lo pagó caro el Real Madrid.
Sin embargo, y a juzgar por las ocasiones, pareció escasa la renta 2-1 con la que los blancos se fueron al descanso. Y más si se tiene en cuenta que el Real Madrid se adelantó en el primer minuto de juego con un espectacular tanto de Bale al poner en la escuadra un disparo desde fuera del área.
Sin jugadas demasiado procesadas, el equipo de Zidane sumó cuatro ocasiones muy claras que tuvieron como protagonista al arquero polaco Arkadiusz Malarz como gran protagonista. Nada pudo hacer en el segundo gol visitante, que ocurrió a los 35 minutos. Kovacic filtró un pase, Bale la puso atrás y Benzema marcó con habilidad.
El Legia dejó su sello en el partido con un gol de Odjidja-Ofoe a cinco minutos del descanso al marcar desde fuera del área en una acción en la que Kovacic defendió con la vista. Una prueba de la relajación con la que los blancos vivieron el duelo. El silencio del estadio ayudó, sin duda.
La segunda parte fue mucho peor para los intereses blancos porque no se aplicó en absoluto y se entregó a la pereza. Y eso se cobra intereses en una competición como la Liga de Campeones.
El Legia de Varsovia volteó el marcador con los tantos de Radovic, que contó con la colaboración de Keylor Navas, y de Moulin, con un regalo de todo el equipo.
Al Real Madrid le quedó la épica y, sin juego, se fue a intentar salvar levemente la noche, algo que consiguió con el tanto de Kovacic a cinco minutos del final. Y bien pudo llevarse el triunfo en el descuento, pues Lucas Vázquez estrelló en el palo su disparo postrero.
De esta forma, al Real Madrid se le fue un triunfo que creyó conseguido antes incluso de jugar el partido. Al menos, eso pareció con el mensaje que dio Zidane con su extravagante alineación.