Los New England Patriots han ganado la Super Bowl LI tras remontar una diferencia máxima de 25 puntos. Al descanso el marcador indicaba un sonrojante 28-3 a favor de los Atlanta Falcons pero desde la actuación de Lady Gaga en el intermedio, los Patriots obraron una gesta memorable.
El inicio del último cuarto el resultado era de 28-9 y, a quince minutos para el final del choque, nadie imaginaba con los acontecimientos que vendrían a continuación. Los Patriots remontaron y empataron el partido a 28 puntos, por primera vez en la historia una Super Bowl se iría a la prórroga y el touchdown de James White dio la victoria a los de Tom Brady, que se alzó de esta forma con su cuarto MVP de la Super Bowl y quinto anillo de campeón.
Una remontada histórica, de las mayores en la historia del deporte, una hazaña que será siempre recordada cuando se hable de fútbol americano por seria o informal que sea la conversación, una gesta que eleva al mediático quarterback Tom Brady a la cima a sus 39 años pero, ¿es la mejor remontada jamás vista en una final? Existen varios precedentes.
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Cleveland Cavaliers, 2016
Los Cavs de LeBron James perdían 3-1 con los Golden State Warriors de Stephen Curry en una seria al mejor de siete partidos. Todo parecía perdido, tenían que ganar los tres restantes, los Warriors acababan de firmar la mejor temporada en fase regular de la historia y las opciones de los de Ohio parecían nulas. Pero ‘El Rey’ se puso a defender, a anotar, a intimidar, a poner tapones, a todo, en definitiva, y con la inestimable ayuda de su escudero Kyrie Irving y un triple estratosférico en Auckland se llevaron el anillo para Cleveland. Heróico.
Manchester United, 1999
La final de la Champions League de 1999 fue en Barcelona, en el Camp Nou, en un duelo agónico entre Bayern y Manchester United. El conjunto bávaro se adelantó a los cinco minutos de partido por medio de Mario Basler y se llegó al descuento con ese mismo marcador. El título ya llevaba la impronta alemana pero Teddy Sheringham empató y la prórroga era un mazazo tremendo para los alemanes. Pero no tan tremendo con el gol de Ole Gunnar Solskjær en la siguiente jugada. Dos goles en un minuto, en el último, en el añadido… para muchos la derrota más cruel de la historia del deporte.
Michael Phelps, 2008
‘El Tiburón de Baltimore’ buscaba igualar los siete oros olímpicos de Mark Spitz. Pekín era la ciudad que podía presenciar ese hito, un hito muy posible, pero en la final de los 100 metros mariposa todo se iba a ir por la borda. Nunca vino mejor un símil. Tan solo quedaba un largo y Phelps marchaba séptimo de ocho participantes, 59 centésimas por detrás de Milorad Cavic. Era imposible que se le escapase al serbio, ¿o no? La remontada de Phelps fue extraordinaria y se llevó el oro al cuello no sin antes dilucidar al ganador con la photo finish. Muchos aún no lo creen. Entre ellos el propio Cavic.
Liverpool, 2005
El combinado entrenado por Rafa Benítez se clasificó para la final de la Champions de 2005 sin ser uno de los mejores equipos de Europa. El Milán era muy superior y en el primer minuto de partido ya se adelantó con gol de Maldini. Hernán Crespor firmó el segundo y el tercero al filo del descanso y la final vista para sentencia. Pero en seis minutos mágicos en la segunda mitad, del 54 al 60; Gerrard, Smicer y Xabi Alonso empataron el partido. Increíble, pero una hora después entre el tiempo restante de segundo acto y la prórroga no dejó ningún gol. Y en los penaltis Jerzy Dudek fue el héore. El Liverpool había obrado un milagro, el milagro de Estambul.
Éstos son uatro grandes ejemplos de remontadas inesperadas en finales pero hay más. Los Boston Red Sox de 2004, Jennifer Capriati en el Open de Australia de 2002, el combinado europeo en la Ryder Cup de 2012… y todos los que se les ocurran a ustedes dignos de figurar en esta lista; todas esas grandes remontadas en finales que recuerden de manera especial por la epicidad de su consecución, porque la presencia de su equipo favorito o por el motivo que fuere, nos lo pueden hacer saber. Y las que quedan por venir. Eso es lo mejor del deporte, que nunca sabes lo que sucederá mañana.