El día lunes 23 de mayo de 2016, se confirmó el despido de Louis van Gaal como entrenador del Manchester United, dos días después de ganar su primer y último trofeo con el club, la FA Cup. El futuro de Van Gaal parecía escrito cuando falló en ingresar a la Liga de Campeones quedando quinto en la Premier League, situación que previamente le costó también el trabajo a David Moyes, con una final en Wembley en el horizonte apenas pocos días tras terminar la liga, la directiva prefirió no alterar las preparaciones para la misma anunciando la salida del holandés, aunque para muchos, era un secreto a voces.
La era Van Gaal será recordada con pocos adjetivos positivos, caótica, aburrida, controversial, predecible y problemática son tan solo algunos de los muchos que se usaron para describir la situación en Manchester desde su designación en 2014, al final, lo que le termina pasando factura, es que ni el fútbol que jugaba el United ni los resultados que obtenía eran buenos, Van Gaal siempre declaró que su tiempo en Old Trafford, era un “proceso” y que tomaría tiempo reconstruir un equipo que quedó sin confianza y sin liderazgo tras la era Moyes, gran parte de la afición se apegó a este discurso y en la primera temporada del neerlandés, a pesar de no ganar nada, consiguió volver a la Liga de Campeones y salió ganador en importantes clásicos ante Liverpool y Manchester City dando a los hinchas esperanza de que lo mejor estaba por venir.
Los verdaderos problemas para Van Gaal empiezan con el verano de 2015, las salidas de Van Persie, Di María y Javier Hernandez, no gustaron a la exigente afición red devil, sobretodo porque dejaban a la plantilla con un desbalance importante en ataque, ya que sus reemplazantes, dos jóvenes (Memphis Depay y Anthony Martial) sumamente talentosos pero con poca experiencia y un Wayne Rooney con más de 30 años jugando de delantero centro (posición para la que ya no está) no eran suficientes para un equipo que debía competir e intentar ganar cuatro competiciones. Tras la idea de armar una plantilla corta para afrontar toda una temporada y con expectativas superiores a su primer año, Van Gaal quedó eliminado de la Liga de Campeones en la fase de grupos, en un grupo con Wolfsburgo, PSV Eindhoven y CSKA Moscú, a priori muy accesible para el equipo inglés, quedó fuera de la Capital One Cup a manos del Boro de Karanka en penales, terminó 15 puntos detrás del campeón Leicester City, por detrás de Arsenal, Tottenham y de un desteñido City, lo cual adicionalmente lo dejó fuera del top 4 y de la próxima Liga de Campeones, su único éxito vino en la previamente mencionada FA Cup, competición que el Manchester United no ganaba en 12 años.
No solo los resultados fueron negativos para Van Gaal, su gestión tuvo muchos hechos altamente criticables por ejemplo, los fallidos fichajes de Ángel Di María y Radamel Falcao, el destierro a Víctor Valdés, la venta de jugadores queridos por la hinchada como Welbeck, Rafael y Chicharito, así como cosas más puntuales con respecto a lo que fue el manejo de grupo en general, la manera en la que reprochaba a los jugadores cuando cometían errores, a través de video análisis y constantes correos donde se reflejaban todas y cada una de las equivocaciones realizadas en un partido, tal era la obsesión del holandés, que cuando los jugadores empezaron a no leer sus correos o ignorarlos, instaló un software que le permitía saber si sus correos fueron leidos o no, la premisa era el control por encima de todo, Van Gaal no quería que los jugadores actuaran de manera instintiva, cuando lo hacían, como por ejemplo Ander Herrera en la pasada temporada cuando decidió abandonar su posición en el campo de interior por derecha y meterse más al medio, el castigo fue ir a la banca por largos tramos de la campaña, Herrera pudo remar y eventualmente terminó siendo ese titular ese año pero para jóvenes como Memphis Depay en esta temporada, la tarea ha sido más ardua esta, el holandés no fue ni la sombra del jugador que llevó al PSV al título de Eredivisie en la 2014—2015 y aunque no es todo culpa del entrenador, no poder sacar lo mejor de un jugador que él expresamente pidió debe conllevar un grado de responsabilidad, para la plantilla se volvió muy difícil trabajar en un ambiente con tantas restricciones, muchos veían los parones internacionales, como una ventana que les permitía escapar de la dura mano de Van Gaal. Esa incomodidad o miedo, muchas veces se trasladó a la cancha y el United pasó a ser un equipo que dejó de tomar riesgos y se convirtió en un equipo sumamente aburrido y predecible, lo cual terminó siendo contraproducente contra rivales pequeños que sabían que solo debían ser organizados y defender bien atrás para complicar a los de Old Trafford.
Sus decisiones tácticas también dieron mucho de qué hablar, desde Ángel Di María, Marouane Fellaini y Ashley Young jugando como delanteros centros, como Juan Mata jugando gran parte de las dos últimas dos temporadas pegado a la banda derecha como extremo, usar a un Nick Powell que estuvo cerca de retirarse por lesiones como recambio en un partido importante de Liga de Campeones que el United necesitaba ganar, hasta por cosas más extrañas como por ejemplo usar a Phil Jones y a Morgan Schneiderlin para cobrar tiros de esquina, especialidad que no es la de ambos.
Todos estos detalles, entre muchos otros, crearon mucha confusión en el hincha de los diablos rojos, en oportunidades, el United de Van Gaal lució más como un experimento de un técnico que quería demostrar que sabía más que el resto, que como un equipo confiablemente competitivo, como lo había sido siempre con Sir Alex Ferguson.
Sus peleas con la prensa no tienen nada que envidiarle a sus previos encontronazos en España cuando dirigía al Barcelona, siempre arrogante y con mucha transparencia, Van Gaal nunca aceptó las críticas de los medios y de ex jugadores como Paul Scholes y Rio Ferdinand, “A pesar de todo, tuve que luchar contra ellos” refiriéndose a las leyendas del United que se manifestaron en contra del fútbol que practicaba el United. Más allá de esto la prensa siempre fue el enemigo para él, cuando en Diciembre de 2015 se especuló con su posible salida, el holandés se mostró muy molesto e inclusive acusó a periodistas de incomodar la vida personal de sus amigos y familiares con noticias falsas sobre su futuro, de ahí adelante la relación se fracturó y Van Gaal culminó la temporada, exhibiendo la FA Cup en rueda de prensa, diciendo “Aquí les enseño la copa, no discutiré con ustedes pues ya me echaron hace seis meses”, denunciando que los diarios siempre buscaban restarle autoridad ante sus jugadores, al final abandonó la sala de prensa y tras algunas risas sarcásticas de los periodistas, dijo “Gracias por sus felicitaciones”, levantó la copa y se retiró.
No todo fue negativo, a pesar de no ser un equipo constante, el Manchester United con Van Gaal, volvió a competir en duelos directos ante rivales como Chelsea, Arsenal, Liverpool y City, cosa que con Moyes no se logró, otro aspecto positivo, fue la llegada de Anthony Martial, probablemente el mejor jugador sub 21 del mundo, mantener a David De Gea tras una intensa lucha en el verano con Real Madrid que culminó definiéndose por un fax a destiempo entra en la lista, así como la cantidad de canteranos que hizo debutar, los cuales ya son parte del primer equipo y seguramente parte del futuro del United, chicos como Marcus Rashford, Jesse Lingard, Timothy Fosu-Mensah, Guillermo Varela, Cameron Borthwick-Jackson, Andreas Pereira y Paddy McNair por solo nombrar algunos, es el legado que dejará Louis van Gaal, así como lo hizo con Xavi, Iniesta, Valdés en Barcelona y Müller, Alaba y Badstuber en Bayern Munich, es indudable, que estas cosas serán recordadas de muy buena manera.
Al final del día, el holandés no cumplió con las expectativas, ni de resultados ni de juego y en el fútbol moderno eso se paga. El tulipán de hierro probablemente se retirará con el consuelo de haber conseguido al menos un título en los cuatro países en los que entrenó, un récord sumamente positivo de un técnico que para bien o para mal, ha dejado marca en el balompié mundial. El Manchester United por su lado, debe empezar su ascenso, no hay más tiempo para experimentar, la tarea es subir y para subir hay que ganar. Mientras Louis van Gaal viaja a Portugal a su mansión de retiro, de esas mismas tierras nace la nueva revolución que toca la puerta de Old Trafford en la forma de José Mourinho, con la premisa de poner al club más grande de Inglaterra en el lugar que merece pues lamentablemente la era Van Gaal no pudo hacerlo.
Caracas (Venezuela), 1987. Ingeniero en Telecomunicaciones . Finanzas en Telefónica VE. Fútbol, cine, música y demás. Administro @MUFCSphera y apoyo en fútbol inglés en @SpheraSports. Cantona y 10 más
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