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Foto: Getty Images

FC Barcelona

La noche en que volvió la montaña rusa a Montjuïc

Barça e Inter firmaron un 3-3 espectacular en la ida de las semifinales de la Champions League. Los italianos se adelantaron 0-2 pero un excelso Lamine Yamal volvió a maravillar y levantó a los suyos. El Inter aguantó en el segundo acto y el empate obliga a los blaugranas a ganar en San Siro (Giuseppe Meazza) en un duelo de vuelta que promete ser frenético. 

Poca gente fuera de Barcelona sabe que en la montaña mágica de Montjuïc hubo un parque de atracciones entre 1966 y 1998. Ese parque ofrecía diversiones varias, desde caballitos y camas elásticas para los más pequeños hasta montañas rusas y autos de choque para los adultos. Además, tenía un teatro al aire libre donde actuaban cantantes populares de la época. Tras su cierre, la zona fue remodelada y convertida en los Jardines de Joan Brossa. Los jardines mantienen el carácter lúdico del antiguo parque, con áreas de juego para todas las edades. Ese parque de atracciones volvió ayer noche y la montaña rusa se activó 27 años después de su cierre.

El Inter llegaba a la Ciudad Condal tras firmar tres derrotas consecutivas en una semana y el Barça recibía a los italianos obviando el cansancio de la final de Copa y con la satisfacción de tener la 32ª Copa del Rey en las vitrinas del Museo del Club. Antes de los primeros 60 segundos Marcus Thuram se sacó un taconazo inverosímil y los interistas ya ganaban 0-1. La parroquia culé no daba crédito.

El Barça acusó el golpe pero buscó el empate con determinación, obviando lo ocurrido. Un córner mal defendido por la zaga local derivó en el golazo de Denzel Dumfries y el 0-2 se instaló en el marcador de Montjuïc. El gris se fundía a negro y el drama se mascaba en Barcelona. En esas, un Lamine Yamal desatado mutó en un híbrido entre Messi y Neymar para firmar un gol antológico que ponía el 1-2. Pocos minutos después se inventó otra acción imposible, aún mejor que la primera, que Sommer y el palo frustaron. El Barça volvía a creer en otra remontada y más aún cuando Ferran Torres mandó a guardar una asistencia de Raphinha de cabeza.

Al descanso 2-2 tras 45 minutos que parecieron una vida, con subidas y bajadas y estados de ánimo diversos que cambiaban de bando dependiendo de tus filias, fobias y servidumbres. Lautaro Martínez fuera por lesión. Jules Koundé fuera por lesión. Taremi y Eric García. Estábamos asistiendo al primer partido de unas semifinales de la Champions League en el que se marcaban cuatro goles antes del descanso desde el Valencia-Barcelona en mayo del 2000.

Todo hacía indicar que el Barça alegre y dinámico daría la vuelta y culminaría la remontada. No fue así, Simone Inzaghi ordenó a sus soldados adelantar 20 metros la defensa y eso pilló con el pie cambiado a Flick y los suyos. El neerlandés Denzel Dumfries, afamado genocida del oxígeno, cabalgaba por la derecha sin freno y el Barça sufría por no ajustar la presión y por asumir unos riesgos impropios de las instancias por las que transitaba. El hecho de no tener a Balde y Koundé restaba profundidad y colmillo a las bandas culés. Eric García e Iñigo Martínez ocupaban los flancos y el Barça jugaba en la incertidumbre. El Inter, especialista como nadie en penalizar las dudas rivales lo rozó hasta que Dumfries en el 64′ puso el 2-3 en una salida reprobable de Szczęsny. No hubo tiempo al lamento ni la depresión porque segundos después, Raphinha se sacó un latigazo que entre el larguero y Sommer se convertía en un 3-3, que a pesar del push final de los blaugranas, se quedaría como resultado final.

En 6 días la vuelta en el barrio de San Siro. El Giuseppe Meazza dictará sentencia. Los blaugranas acudirán a un estadio que impone sin Koundé, sin Lewandowski y puede que sin Balde, que es seria duda para el choque. Pese a ello, nadie duda que este Barça pueda ganar allí, básicamente porque Lamine Yamal tiene hambre de gloria, no entiende de presión y es un inconsciente al que no le afecta ni el contexto ni el escenario. Bendita inocencia. La juventud, ese divino tesoro.

Papá de Miranda. Orgulloso hijo de gallego y asturiana. Dejé 13 años como abogado por fundar y dirigir Sphera Sports, con lo que ello supone. Asumo las consecuencias. Hice 'mili' en Pisa y en Bristol. Me gustan las orcas, los países escandinavos y un gol en el 90'.

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