Este Madrid hace saltar por los aires millones de cojines.
Los que cualquier seguidor realista se fue poniendo a modo de escudo protector
en la segunda parte. Como si así se taparan los huecos de la portería de
Keylor. Los goles que no esperas son los más celebrados: adiós, cojines.
El Madrid ganó gracias a y pese a Zidane. El francés
descubrió que puede quitar a Casemiro como quien descubre que no pasa nada por
comer verduras: hasta tiene un efecto positivo. Algún día le dará por probar la
fruta y dejar en el banquillo a Benzema. Los cambios (minuto 79) llegaron a
tiempo gracias a la falta de acierto del PSG. Al Madrid, que apenas olió el
balón en la segunda parte, le quedaba un hilillo de aire cuando saltaron
Asensio y Lucas con dos bombonas de oxígeno. Ahí comenzó un minipartido de 11
minutos.
Era el tercero que se abría en el encuentro. El primero duró
una parte, con el Madrid dominando el juego y sufriendo las contras del PSG
(1-1). El segundo fue desde el 46’ hasta el 79’, con el Madrid al borde de
acabar la temporada en febrero (0-0). El último fue la historia de siempre
(2-0). Los blancos son animales de costumbres, nuevas y viejas. Las más
modernas incluyen un bajón físico, químico, psíquico y moral tras el descanso.
Las prehistóricas son las de arreglarlo todo al final.
El resultado no ocultó el error doble del pasado verano: no
vender a Bale y no fichar a Mbappé. Un jugador que provoca tanto miedo hasta
cuando no está acertado es que va para estrella. La mano derecha de Keylor
evitó que hoy fuese portada.
El partido se asumió por todos como una final por las
urgencias de ambos. Pero que nadie se olvide que queda la vuelta. El Barça se
trajo 4 de París el año pasado. La final es allí.
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