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Convirtiendo casualidad en causalidad

Indica la teoría que cuando algo se repite constantemente deja
de representar casualidad para convertirse en causalidad. La suerte abandona su
papel protagonista, pasando a ocupar un papel secundario. Es esto precisamente
lo que le ocurre a Zinedine Zidane y su trayectoria comandando la nave de un
club destinado a reinar en Europa. El Real Madrid derriba muros constantemente
en la máxima competición continental y la ‘Flor’ de Zidane solo puede haberse convertido
en ramo o marchitado, como únicos argumentos válidos para explicar los éxitos
del francés.

Y es que la crítica no ha sido especialmente benévola con él,
especialmente si se tienen en cuenta los éxitos alcanzados y los títulos
alzados por el club merengue apoyado en el galo como líder del vestuario. Con
un palmarés como el suyo, el crédito y el elogio serian lógica consecuencia,
mas en un club como el Madrid la exigencia convierte lo excepcional en
cotidiano. Probablemente sea dicha exigencia la que constituya el origen de la
grandeza del club más laureado del planeta futbolístico.

El catálogo de críticas es realmente extenso. Su forma de
alinear, su fe ciega en jugadores como Benzema aún en sus peores momentos. Consecuencia
directa de ello, la ausencia de jugadores cuyos méritos superaban a aquellos
presentes en el once con menores méritos, representado por Isco, Asensio,
Lucas… Su aparente dificultad para leer los partidos, para realizar
sustituciones adecuadas. Su acusada incapacidad para mover el banquillo antes
del minuto 75. El entrenador que todos llevamos dentro ha golpeado a un técnico
que aterrizó sin experiencia previa al máximo nivel en el club de mayor
exigencia del planeta. Incluso la virtud que mayor unanimidad suscita, su
impecable gestión del grupo, se ha tornado en ocasiones en defecto para la
opinión pública y prensa generalizada.

Sin embargo, la realidad es demoledora. Los títulos, por grandeza
y continuidad, de un mérito incontestable. La gestión del vestuario,
efectivamente, impecable, hasta el punto de lograr un nivel de implicación
global de la plantilla realmente complicado de alcanzar. Y las decisiones en
las grandes citas, en los partidos que deciden el camino hacia los títulos, tanto
en relación a las alineaciones, como planteamientos y lectura de los
encuentros, rondando el sobresaliente.

De forma paulatina, sin alzar la voz, firme en sus
convicciones, Zidane va marchitado el factor suerte para hacer florecer el ramo
de sus capacidades y virtudes. Uno cada vez más amplio. Sin olvidar la
exigencia, valorando las capacidades. Continuando el camino hacia un nuevo
logro al alcance de los elegidos. Convirtiendo casualidad en causalidad.

Vocación de periodista. Pasión por el fútbol, especialmente Segunda División Española. Escribo en @SpheraSports.

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