A continuación, dpa presenta la final del Abierto de tenis de Francia de este domingo entre Nadal y Wawrinka en cuatro claves:
EL FÍSICO PUEDE EMPUJAR A WAWRINKA
Campeón en la arcilla de París en 2015, Wawrinka llega a la final con 5 horas y 19 minutos más en las piernas que su rival y tras una batalla en semifinales de más de cuatro horas y media ante el británico Andy Murray.
«El hecho de haber jugado tanto tiempo en semifinales le va a hacer que salga muy agresivo desde el principio», analizó Carlos Moyá, uno de los entrenadores de Nadal. «Ya de por sí lo es, pero creo que va a ser todavía más agresivo».
Según Moyá, campeón del torneo en 1998, el plan de Wawrinka será salir desde el principio a tumba abierta. Y quizás tenga razón: buena parte de las posibilidades del suizo pasan por ganar ese primer set. Si ya es difícil derrotar a Nadal en arcilla, lo es más todavía si el español empieza mandando.
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LA INSPIRACIÓN DE WAWRINKA
Aunque le persigue cierta fama de irregular, cuando Wawrinka saca su mejor tenis parece un jugador tocado por una varita mágica. Casualidad o no, ese Wawrinka apareció siempre en grandes escenarios. Así ganó las finales de Roland Garros 2015 y del US Open 2016, ambas ante Novak Djokovic, número uno del momento en ambos torneos. En su palmarés también está el título de Australia 2014 tras una extraña final en la que primero abrumó a Nadal y que después, con el español tocado de la espalda, casi se le escapa.
Tres de tres, Wawrinka es de momento un tenista infalible en las finales de Grand Slam. «Él tiene tres de tres, pero nosotros tenemos nueve de nueve aquí», respondió hoy Toni Nadal, tío y entrenador del ex número uno. El técnico tiene fe ciega en su sobrino por mucho Wawrinka que haya delante.
«Yo creo que el Wawrinka más inspirado es abordable, yo creo que Rafael ha demostrado durante todos estos años que puede abordar a todo el mundo en pista de tierra», apuntó Toni Nadal, cuyo pupilo busca su décima Copa de los Mosqueteros.
Wawrinka y Nadal en la final de Australia 2014 (Getty)
EL PESO DEL PASADO
Hasta la final de Australia 2014, Nadal no había perdido ni un set ante Wawrinka y dominaba 12-0 el cara a cara. Ese partido lo cambió todo: desde entonces jugaron seis encuentros y cayeron tres de cada lado.
El español sufrió un bloqueo en la espalda tras perder el primer set de aquella final y tiene clavada una espina con aquel partido. Otra vez una lesión le apartó del título.
Tras barrer este viernes a Dominic Thiem, sin embargo, el campeón de 14 Grand Slam aseguró que no quiere «vendetta». «En mi vida he jugado ninguna revancha. No entiendo de revanchas porque no creo que sea una buena mentalidad o una manera de encarar nada», indicó el español en París.
«Yo encaro el partido como cualquier otra final. Él estaba jugando muy bien en Australia 2014. Si no me llego a lesionar no sé lo que hubiera pasado, quizás me habría ganado. O no, eso no lo sabemos».
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DERECHA VS. REVÉS
El mejor golpe de Nadal es el drive y el de Wawrinka es el revés. Como el español es zurdo y el suizo diestro, la derecha cruzada de uno y el revés cruzado del otro trazan la misma trayectoria. El que gane ese duelo, tendrá mucho en el bolsillo.
«Ante un jugador como Nadal tienes que adaptar tu juego. Si mi revés cruzado va con mucha potencia y rápido, puedo abrir ahí la pista y finalizar el punto», analiza Wawrinka, un jugador que no entiende de medias tintas. Este año llega a la final con 253 golpes ganadores, casi el doble que su rival (141).
A Nadal siempre se le dieron especialmente bien los jugadores con revés a una mano y tiene un 81 por ciento de victorias ante esos rivales. La estadística sube hasta el 90 por ciento cuando se juega sobre arcilla.
«Si Wawrinka tiene un buen día va a ser complicado, pero Rafa tiene sus armas para contrarrestarlo», explica Moyá. Y la gran baza de Nadal es su drive, que vuela como en sus mejores tiempos.