En el fútbol, como en la
vida, las modas marcan generaciones. La cronología del balompié alega que, el
cuadro que levantó más trofeos en una época, acabó siendo muy seguido por la
gran mayoría. Ese conjunto campeón imponía un estilo. Sin embargo, hay
excepciones que confirman la regla. El 4-4-2 siempre tuvo una gran importancia
y ahí continúa con el paso del tiempo. En la Liga Española, donde las ideas son
tan dispares como espléndidas, esta formación sigue muy viva. Y el Espanyol de
Quique es un fantástico ejemplo.
Y ese esquema siempre
tiene matices porque los roles pueden ser diferenciales. Y más que los roles,
los jugadores. Flores ha sido siempre muy partidario de jugar con algún
centrocampista tirado al costado, normalmente con un extremo en el otro.
Esteban Granero, a pesar de haber jugado como ancla en la mayoría de su
carrera, es uno de los futbolistas escogidos para estar cerca de la línea de
cal.
Una de las
particularidades es que, por ejemplo, el madrileño es diestro y a veces ha
jugado a pierna natural. La mayoría de técnicos cuando aplican esta idea de
tener jugadores de más toque que desborde en una banda, deciden ponerlos a
pierna cambiada para que su relación con el juego por dentro sea superior. Así
el conjunto gana calidad sin perder físico en el centro del campo, un hecho que
sucede con Jurado, por ejemplo.
Uno de los casos más
conflictivos, es el de Sergi Darder. El mallorquín ha demostrado que en el
doble pivote disfruta más y, en definitiva, juega mejor. Por ello, la llegada de
Carlos Sánchez despeja algunas dudas a la hora de hacer la alineación. Los
dobles pivotes deben ser siempre complementarios, comúnmente uno de perfil más
ofensivo que el otro. Darder, al ser más cerebral, puede ser el complemento de
“La Roca”.
La gracia de ese 4-4-2
está en los jugadores y Quique Sánchez Flores puede jugar muy bien con el baile
de nombres que tiene. Y sin olvidarse nunca del descaro y la velocidad de Pablo
Piatti. El argentino es otro perfil más para el abanico de opciones de su
entrenador. Aunque normalmente se opte por jugar con un centrocampista en, por
lo menos, un costado. Porque el control y la calidad, nunca debe desaparecer
del esquema más convencional.