Querido Sergio:
Hay veces en la vida en la que los obstáculos, nos impiden seguir avanzando. Se interponen en nuestro camino sin pensárselo dos veces, para frenarnos cuando más velocidad llevamos. Podemos dar marcha atrás y darnos por vencidos, o decidir cómo afrontamos el obstáculo para seguir avanzando y volver a emprender el camino que habíamos recorrido, sin mirar atrás. Y es que la grandeza de alguien no se mide por lo lejos que llega, sino por los obstáculos que ha superado para llegar donde está.
Viajabas a velocidad de crucero por un camino forjado a base de pico y pala. Empezaste con el 4 en la espalda en la Salle Mahón, haciendo disfrutar a tu pequeña isla, y hoy en día llevas el 23 de tu ídolo, Michael Jordan, deleitando a Europa entera. Has superado cada reto que se te ha puesto por delante con la energía y garra que te caracteriza, esa energía que contagias hasta al último aficionado de la última fila del pabellón, ese al que también le llegaron ayer tus gritos de dolor. Ese que se puso, como media España, las manos a la cabeza al verte en el suelo. Ese que supo desde el primer momento que el tren en el que ibas subido, le tocaba frenarse. Ese camino en el que viajabas a toda velocidad, te ha propuesto un nuevo reto, un reto mucho más difícil que los anteriores: Volver más fuerte.
Aunque Sergio. En este camino, no estás sólo. Estás acompañado de todas y cada una de las personas que desean volver a ver a Sergio Llull sonriendo en una pista de baloncesto. Estás acompañado por tus compañeros de profesión, esos a los que tu lesión les sentó incluso peor que a ti.
Las pistas pierden por un tiempo a un jugador único. Un jugador capaz de sorprender a todo el mundo cuando todo el mundo se pensaba que no sería capaz de volverlo a hacer. El mundo del baloncesto ya tiene ganas de que vuelvas, y eso que te acabas de ir. Se echarán de menos tus tiros imposibles, tu garra y la energía que desprendes en la pista. Se echará de menos tu sonrisa pícara al ver la cara de tus compañeros cuando metes un tiro imposible. Se echará de menos tu baloncesto. Ese que nadie es capaz de hacer porque sólo tú sabes hacerlo.
Hoy, aunque no llegues a la meta, ya estás más cerca de lo que estabas ayer. Y es que hoy, ya queda un día menos para que Sergio Llull vuelva a levantarnos del sillón, dejándonos boquiabiertos con un tiro imposible para acabar exclamando con fuerza:
HE VUELTO.
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