El pasado miércoles 22 de enero, Carlos Alocén (30/12/2000, Zaragoza) sufrió una rotura de ligamento cruzado anterior en su rodilla derecha mientras disputaba el encuentro que enfrentaba a Gran Canaria con el Wolves lituano de la 16ª jornada de la Eurocup.
En el momento de la lesión, el mundo del baloncesto se estremeció e, inevitablemente, todos nos fuimos a aquel fatídico 13 de febrero de 2022. Aquel día, Alocén, que militaba en las filas del Real Madrid, se rompió el cruzado anterior de su rodilla izquierda. Aquella lesión le tuvo fuera de las canchas durante casi dos años, ya que, aunque una rotura de cruzado a estos niveles se suele recuperar en un plazo que va desde los 9 a los 12 meses, hubo complicaciones en ese proceso de recuperación que alargaron el calvario del joven jugador maño.
“¿Por qué otra vez a mí?” se debe preguntar Carlos, porque los Dioses del baloncesto no están siendo justos y no están dejando despegar a un jugador muy especial que dejó su Zaragoza natal con 19 años para jugar en el club más grande de la historia del baloncesto europeo. Algo vería el Real Madrid en él ¿no? Y es que aquel zagal que debutó con la camiseta de Basket Zaragoza con tan solo 16 años (lo hizo frente al Madrid precisamente) era y sigue siendo un talento de los que aparecen una vez cada muchos años. Velocidad, desparpajo, visión de juego, verticalidad hacia el aro y un tiro que ha ido mejorando con los años, son algunas de las tantas virtudes que posee Carlos y de las que, desgraciadamente, los ya mencionados Dioses del baloncesto nos están dejando disfrutar con cuentagotas.
A sus 24 años y tras dejar el Real Madrid ante la falta de oportunidades, Gran Canaria parecía un destino perfecto para él. Los de Jaka Lakovic son un club más que asentado en la élite del baloncesto nacional y de la Eurocup, y era el escenario ideal para disfrutar del rodaje y de los minutos que no pudo tener en Madrid. Y así estaba siendo, la mejor versión de Alocén estaba volviendo a florecer y parecía que, por fin, ese talento se iba a poder desarrollar, pero a la vida le ha apetecido ponerle otra piedra en el camino. Lo que no sabe eso a lo que llamo “vida” es que con un cambio entre las piernas + reverso, Carlos va a sortear esta piedra como ya sorteó aquella de 2022.
Porque, como se suele decir: “el que no deja de intentarlo nunca pierde”, y Carlos Alocén jamás se ha rendido. El mundo del baloncesto está con él y a ese número 12 le quedan muchos buenos momentos por vivir y muchos grandes partidos que regalar a los aficionados de un deporte que, en gran medida, disfrutamos tanto gracias a talentos como él.
Carlos, te levantarás y volverás más fuerte, no te quepa la menor duda. Grandes alegrías te esperan, nuestro querido deporte te lo debe.
