En una agónica repesca asiática, Australia superó en la prórroga a Siria para convertirse en el mejor tercero de Asia y pasar a una nueva repesca, que le enfrentará al cuarto clasificado de la zona norte y centroamericana -Honduras, Panamá o Estados Unidos-.
El héroe del partido fue, quién si no, Tim Cahill: a punto de cumplir 38 años, el australiano sigue siendo el futbolista más determinante de su país y lo volvió a demostrar en esta eliminatoria.
Cahill, además, tiró de especialidad: el delantero aussie mostró una vez más por qué, tras casi dos décadas jugando, es aun uno de los mejores cabeceadores del mundo. Primero, empató el partido de cabeza en el primer cuarto de hora tras el gol inicial de Al Soma para Siria; en la prórroga, tras el 1-1 en el tiempo reglamentario, Cahill dio el triunfo a los suyos con otro testarazo.
50 goles como internacional en 101 partidos destacan en la carrera de Tim Cahill, que buscará de este modo estar en su cuarto Mundial consecutivo (2006, 2010, 2014), todos los que ha disputado Australia desde su solitario debut en 1974. Nacido en Sydney de padre inglés de origen irlandés y madre samoana, Cahill no juega en Europa desde que dejó el Everton en 2012. Desde entonces ha jugado en Nueva York, Shanghai y Hangzhou antes de volver a Melbourne la pasada temporada.
Lejos de la élite de clubes, en casa Tim sigue siendo un ídolo. Y devuelve el cariño con liderazgo y goles en su selección. De su mano, Australia se ha mantenido entre los mejores del mundo durante más de una década. No es para menos.
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