«Distribuimos el pan alrededor de Itauguá, Ypacaraí y San Bernardino. Me gusta el trabajo. La gente me reconoce y me pregunta por el fútbol, por supuesto, y yo les digo que estoy feliz». Feliz pese a que ha pasado de la fama y el dinero, de que el Estadio Azteca y de que todo su país vibrase con sus goles, a levantarse a las cuatro de la mañana para repartir en furgoneta a los clientes de la panadería de sus padres.
El día que a Salvador Cabañas le cambió la vida, llevándolo hasta el abismo mismo de la muerte, era el vigente máximo goleador de las dos últimas ediciones de la Copa Libertadores, la gran figura del América mexicano y uno de los estandartes e ídolos de la selección paraguaya, con la que sería titular en un Mundial de Sudáfrica que quedaba a apenas seis meses de distancia.
«Cuando aquello sucedió, había firmado un precontrato por 1.700.000 dólares para una transferencia a Europa. Me dijeron que mi destino sería el Manchester United. El América me retuvo. Me dio un apartamento en Acapulco y otro en Cancún y me dobló el salario», declaró en su momento a la agencia AFP.
El 25 de enero de 2010, Cabañas lo perdió todo, excepto la vida. Aquella noche el delantero paraguayo acudió a un local de la noche de la ciudad de México junto a su esposa. Ya entrada la madrugada, Cabañas, que acababa de tener una discusión con su pareja, dejó su copa y se dirigió al baño. Allí se encontró, con José Jorge Balderas Garza, también conocido como el “JJ”. Cabañas sabía para quién trabajaba, para el cartel de los Beltrán Leyva.
Todavía hoy no se ha esclarecido al cien por cien el móvil del crimen. Celos con sus respectivas parejas de por medio, una discusión futbolística llena de reproches y muy acalorada o hasta un plan conspiratorio premeditado para evitar que Cabañas jugase el Mundial y poder despojar al delantero de toda su fortuna en cuya trama secundaria podrían estar inmiscuidos el grupo Televisa –propietario del América- y el antiguo socio y ahora enemigo empresarial del gigante de la comunicación en el país que era además, el dueño del local donde tuvieron lugar los hechos, el ‘Bar Bar’.
Sea como fuese, el enfrentamiento sobrevino y el «JJ» levantó su Glock calibre nueve y disparó directamente en la frente de la estrella del fútbol paraguayo. La bala entró en el cerebro de Cabañas y se alojó en la parte trasera de su cráneo, en el mismo lugar en el que sigue estando casi siete años más tarde.
Milagrosamente, Cabañas sobrevivió, pero la vida que conocía hasta entonces no volvería a ser la misma en absoluto pese a que pudo sobreponerse a los pronósticos que indicaban que no podría volver a caminar ni a ver. Recuperado tras meses de rehabilitación en los que llegaron a calificarlo de incapacitado mental, en pie y con la mirada firme aunque sin ninguna visión periférica, ‘El Mariscal’ comenzaba una nueva vida en contra de su voluntad. Una vida que ha terminado aceptando con serenidad y firmeza.
«Dios me bendijo para que vuelva a vivir. Llegué a hablar con mi abuela ya fallecida entonces. Le dije que a mi familia no iba a faltarle nunca nada. Pensando en eso fue que mandé construir la panadería para mi familia», afirmaba un Salvador Cabañas que ahora se dedica a predicar esporádicamente con su espíritu de superación como inmejorable carta de presentación. Un ‘Chava’ que también asegura respecto a su agresor que le «dijeron que lo habían matado» aunque la prensa en México le sitúa ahora como testigo protegido de la policía en su lucha contra el narcotráfico.
«El disparo me truncó la vida como deportista, pero yo también me pregunto qué estaba haciendo un deportista como yo en una discoteca», resume de forma reflexiva sobre un caso repleto de sospechas de infidelidades y desconfianzas y acontecimientos todos propios de una telenovela, pero que ha llevado al ya exfutbolista guaraní a perder todo su dinero por culpa de los ingentes gastos judiciales y médicos y la gestión de sus ahorros por parte de su exesposa, con la quien tiene dos hijos, y su antiguo representante. «Ya recuperado, acudí al cajero y me di cuenta de que no tenía ni un céntimo en la cuenta».
Después de 16 meses de una intensa rehabilitación, Cabañas sorprendió al mundo del fútbol y regresó a la cancha, listo para jugar en el club 12 de octubre en el que había comenzado su trayectoria. Su regreso al fútbol profesional fue breve, pero enormemente simbólico para él y para los aficionados americanistas y paraguayos. Mientras Cabañas intentaba explicarse el giro que había tomado su vida y si ésta era entonces una ilusión, una sombra, una ficción o un sueño.
Su padre, Dionisio, que también fue jugador de fútbol profesional y delantero como su hijo, afirma: «Mi hijo fue una víctima dos veces». Y añade con tristeza: «Su vida profesional le fue arrebatada en el mejor momento de su carrera y quienes se aprovecharon de él fueron su mujer, su representante y su abogado”. Asegura asimismo que sus propiedades fueron robadas mientras se recuperaba. «A medida que pasa el tiempo me voy dando cuenta de un montón de cosas», observa Cabañas, en alusión a supuestos negocios turbios de su antiguo administrador y su exmujer. «Ella me dice que todo el dinero se ha ido». Cabañas asegura también que el América -que llegó a realizarle un partido homenaje en 2011, pero que no cumplió el contrato que el delantero paraguayo tenía hasta 2012- le había prometido una compensación, pero el dinero nunca llegó.
Ahora su historia será llevada a la gran pantalla bajo el título ‘Cabañas: el disparo que conmocionó al mundo’, un proyecto que ha sido presentado en el marco del American Film Market & Conferences en Santa Bárbara (California) y que intentará reconstruir los hechos tal y como sucedieron y, sobre todo, presentar de manera explícita y clara las causas por las que el atentado tuvo lugar. Motivos que siguen siendo tema de debate y confusión en México.
“Los detalles del atentado en contra de Cabañas se leen como una vida de telenovela, donde carteles de la droga entran en los contratos deportivos, entremezclando grandes cantidades de dinero, traición, sexo, asesinato… y un gran impacto. Muchos creen saber lo que pasó con Cabañas, ¡pero la verdad es mucho más impactante! Y su vida actual es una maravillosa inspiración», aseguraron en el evento el director y el productor ejecutivo del proyecto, Álex y Joe Martínez.
Mientras tanto, uno de los mejores futbolistas que ha tenido la selección paraguaya y el América de México en los últimos años de sus respectivas centenarias historias vive y trabaja en una humilde finca construida con ladrillo visto en uno de los barrios humildes de Itauguá, a 30 kilómetros de Asunción, trabaja como panadero y sueña con seguir ligado al mundo del fútbol como entrenador. «Ojalá algún día pueda dirigir al combinado nacional». Con la mirada al frente y una bala alojada en el cráneo que, pese a que es el motivo por el que ha perdido sin remedio todo lo que tenía, nunca ha podido tumbarle.