Si la recta final del mercado veraniego de fichajes en la Liga 1|2|3 estuvo marcada por la lucha por hacerse con los servicios de delanteros contrastados como Raúl de Tomás o Alfredo Ortuño, allá por finales de junio todos (o casi todos) los equipos de la categoría suspiraron por un futbolista de similares características físicas, aunque alejado de los anteriormente citados en experiencia: Borja Iglesias. El futbolista gallego, a sus 24 años, aún no conocía la categoría de plata del fútbol español, pero su proyección era directamente proporcional a sus números con el Celta B en la categoría de bronce. Fue el Real Zaragoza el que logró hacerse con sus servicios. La ciudad maña desprende ilusión.
Borja Iglesias, en conducción | realzaragoza.com
Y es que los números del tanque gallego ni de lejos suponen el mayor factor de esperanza maña, siendo las cifras espectaculares. En las últimas cuatro temporadas con el filial vigués, Borja consiguió sumar 12, 17, 12 y 34 goles. Registros estratosféricos, especialmente los de la última temporada, en la que formando pareja ofensiva con Hicham, actualmente en la UD Almería, destacó sobre cualquier futbolista de la categoría. Lo que realmente estampa ilusión en los corazones zaragocistas se encuentra alejado de aspectos estrictamente goleadores. Ahora, el aficionado ha podido comprobar de cerca todo aquello que hace de Borja Iglesias un delantero total.
Un goleador, por supuesto. Con ello contaban los asiduos a La Romareda. Todo eran elogios hacia Borja en las fechas previas a su llegada, expectativas desorbitadas para un futbolista que, quizá, llega un poco tarde al fútbol profesional. Porque la sensación es que un jugador de sus características debió probar suerte en la categoría de plata hace tiempo. Independientemente de ello, por fin ha llegado. Ya está aquí, para quedarse y demostrar sus cualidades. Comencemos por las físicas. Para alguien de su envergadura, no ha de ser sencilla la coordinación de movimientos. Sin embargo, el delantero gallego es un futbolista brillantemente coordinado. Capaz de hacer valer su fortaleza física en el cuerpo a cuerpo, trasladándo dichos registros a las capacidades esperadas de ello, entre las que destaca la de conseguir ganar envíos en largo, temporizar las transiciones ofensivas de su equipo y arrastrar defensores para facilitar la llegada de compañeros de la segunda línea. Pero él no se detiene en lo previsible. No se limita al uso de su cuerpo, sus facultades trascienden de lo estríctamente físico para avanzar a la riqueza técnica. Poderoso en la disputa, coordinado en la carrera con y sin balón, capacitado para generar situaciones de peligro en jugada individual, a través de la potencia en carrera, la calidad técnica en la conducción de balón y el uso del cuerpo como perfecta protección en los enfrentamientos individuales.
Borja Iglesias, celebrando un gol | realzaragoza.com
Y GOL. Capacidad goleadora inyectada en vena. Recursos ilimitados en dicha faceta, fundamental para un delantero referente. Potencia en el disparo, variedad en el remate, registros infinitos en la definición de cara a portería. Un sinfín de cualidades, producto innato, aunque igualmente fruto del trabajo y la constancia de un delantero llamado a ser gran protagonista en su primera temporada en Segunda División. Borja Iglesias ya está aquí, y ha venido para quedarse, como ya ha demostrado en las primeras jornadas ligueras, en las que ha dejado su sello futbolístico y goleador. El sello de delantero total que arrastra tras de sí y que augura ofrecer al espectador jornadas repletas de detalles de talento y gol. Demos la bienvenida a Borja Iglesias a la Liga 1|2|3, dispongámonos a disfrutar.
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