DPA | Aunque no guarden parentesco alguno, un apellido une a Simone Biles y a Nadia Comaneci, los dos mayores iconos de la gimnasia femenina. Es Karolyi, Martha y Bela, Bela y Martha, el matrimonio que más y mejores gimnastas ha fabricado en la historia de este deporte.
A las órdenes de Bela se entrenaba Comaneci cuando logró el inolvidable 10 perfecto en los Juegos Olímpicos de Montreal 1976. Cuatro décadas después, a las de Martha, trabaja Biles, la gimnasta estadounidense que roza la perfección.
«Nadia fue nuestra primera campeona. Simone, la última. Son los grandes logros de nuestra carrera», proclama, feliz, la expresiva Martha, mientras el discreto Bela la contempla hablar en segundo plano.
En los últimos 40 años, de su rancho de Huntsville (Texas), la fábrica de gimnastas estadounidense, salieron nueve campeonas olímpicas, 15 mundiales, 12 europeas y seis de Estados Unidos, una cosecha única.
«Año a año, fuimos mejorando el sistema hasta lograr tener el de más alto nivel en el mundo», explica sin ningún tipo de falsa modestia Martha.
«Nadia fue nuestra primera campeona. Simone, la última. Son los grandes logros de nuestra carrera», proclama, feliz, la expresiva Martha, mientras el discreto Bela la contempla hablar en segundo plano.
A sus 73 años, no necesita tenerla esta mujer al borde de la jubilación: cuando concluyan los Juegos de Río 2016, abandonará el mando del seleccionado estadounidense de gimnasia femenina que en 1999 le cedió su marido.
Y lo hará dejando para los anales del deporte otra extraordinaria conquista olímpica. Biles, su alumna más aventajada de las muchas y muy buenas que tuvo en los últimos años, está llamada a igualar en la metrópolis brasileña los cinco oros olímpicos que Comaneci logró cuando Bela dirigía a la mítica gimnasta de origen rumano.
De momento, la joven ganadora de diez títulos mundiales ya conquistó dos preseas doradas, en el concurso completo por equipos y en el individual. En sus primeros Juegos, la esperan aún la final de salto, mañana domingo, la de barra fija, el lunes, y la de suelo, su gran especialidad, el martes.
«De los cinco oros, yo no estoy seguro», dice, tocándose su bigote blanco, y aún con su acento centroeuropeo, Bela. «Ganar en todas las finales es muy muy complicado», prosigue.
No hay en sus dudas una cuestión de rivalidad con su mujer. Ni tampoco una desconfianza respecto a las posibilidades de Biles, un prodigio de deportista.
«En mi vida he visto una gimnasta con más talento que ella», sentencia el hombre que moldeó a Comaneci. «Simone podría ganar los cinco oros, pero seguramente las juezas se lo impedirán, porque en las finales por aparatos acostumbran a ser como Papá Noel y van repartiendo regalos por aquí y por allá», añade Bela, con una sonrisa socarrona, mientras su esposa sigue contando lo emocionada que está con su excelsa pupila.
«Simone siempre respondió muy bien a nuestros consejos y siempre se mantuvo centrada en sus objetivos», destaca Martha sobre la ya bicampeona olímpica de 19 años.
«Otras gimnastas se conforman en cuanto consiguen alguna medalla. Ella, no. Continuó trabajando para seguir ganando», prosigue la «orgullosa» entrenadora, cuyos métodos también fueron criticados por algunas de sus ex pupilas por su dureza e incluso por supuesta violencia física.
«En mi vida he visto una gimnasta con más talento que ella», sentencia Bela Karolyi sobre Simone Biles.
Biles, de momento, sólo tiene palabras de elogio y agradecimiento para Martha y también para Bela, siempre ahí, pese a su retiro.
A sus órdenes, la nueva reina de la gimnasia conquistó, en apenas tres años, 14 metales mundiales, dos campeonatos olímpicos y la admiración de expertos y aficionados.
Tanto es así que, pese a las reservas de Bela, ya casi todo el mundo da por sentado que en Río 2016 Biles se colgará los mismos cinco oros olímpicos que Comaneci que conquistó en dos Juegos Olímpicos.
Sería una gesta. Y está por ver. Pero, con la potente, segura y única Biles, el espectáculo está asegurado.